20 PREGUNTAS CANALLAS Y UNA CANCIÓN
DESESPERADA CON RAFAEL REVERT
Entrevista a Rafael Revert
por Susana Cañil
Me abre las puertas de su casa como si nos
conociéramos de toda la vida pero, en realidad, es la primera vez que nos
vemos. Y justo ahí, en un espacio tan privativo como es su hogar, es donde me
cita para conversar. Me gusta porque significa arpegio de cercanía.
Es un hombre que no concede entrevistas (ya me
lo han advertido media docena de personas) y él mismo me lo confirma a los
cinco minutos de charla. Pero solo entenderé los motivos al final de nuestro encuentro.
He buceado a fondo por San Google y llama poderosamente la atención
la escasa información, por no decir nula, que existe de un hombre que ha
ostentado el poder absoluto durante años dentro del panorama musical. Por no
encontrar, no he encontrado ni su edad, dato que tendré que preguntarle. Hay una parte que me explico para esa desinformación y es la que preserva el propio Revert, muy reacio a hablar de su vida profesional. Lo que no me cabe en la cabeza es que una trayectoria tan brillante como la suya, interese a tan poca gente.
Su imagen me sorprende para bien. Ya me habían
dicho que era un tipo accesible, sencillo, discreto y alejado de cualquier
manifestación de vanidad, pero cuando esos comentarios vienen del círculo de amigos,
siempre procuro poner la información en cuarentena hasta comprobarlo por mí
misma. No me habían engañado y lo celebro; por ellos, por él y por mí.
Rafael Revert, fue el creador y director del
formato radiofónico más brillante jamás creado: Los 40 principales. Dirigió ese
programa de 1966 a 1992. Un comienzo modesto tanto técnica como humanamente, y
con unos limitados recursos económicos, pero que nace con un objetivo muy
claro: que los jóvenes tuvieran una radio para los jóvenes. Una radio para
escuchar y disfrutar. Una radio de ellos, por ellos y para ellos. Una radio que
fuera su referente. Pero añadiendo un novedoso concepto, el de confeccionar las
listas con los temas musicales más escuchados.
1.- Para usted la música
es...
«Felicidad».
2.- Siempre procuro
indagar sobre los personajes a los que voy a entrevistar. De usted, todos sin
excepción, me han dicho lo mismo: un tipo discreto, sencillo, al que no le gusta
alardear ni presumir de nada y que no concede entrevistas. ¿Es usted una rara avis dentro de esta profesión?
(Risas)
«Pues no lo sé. Soy como soy. La verdad es que nunca me ha gustado montar numeritos.
Soy más bien seriecito, no me meto en líos y procuro no llamar la atención».
3.- ¿Soñó alguna vez que
pasaría a la historia como el inventor del formato musical más brillante jamás
creado? Hablamos de Los 40 principales, claro.
«Pues yo te diría que sí. Cuando yo empezaba en la radio con Tomás
Martín Blanco, un día me vino con un papel así muy grande titulado “Maltranilla
musical” y era una especie de periódico musical y en él había escrita una
entrevista imaginaria conmigo en la que Tomás me decía que terminaría siendo el
amo de la música en España. Y desde ese momento yo me lo creí. Y trabajé en
base a esas palabras. Y me afané mucho
con el objetivo de ser un tío importante en la música».
Le pregunto por ese periódico, si era de uso interno para la emisora o
se vendía y me responde:
«No, no, nada de eso. Era como un mural que Tomás hizo expresamente para
mí, un regalo con un vaticinio dentro».
4.- La radio ha perdido corazón, pasión y frescura. Y eso yo lo
traslado a casi todo. Parece que solo prima la inmediatez, el dichoso dinero y
los éxitos perecederos. Ya no hay una factoría de canciones que vayan a convertirse
en himnos generacionales. Es una opinión personal, pero me gustaría saber si usted la
comparte.
« ¡Absolutamente! La radio ha perdido corazón, ha perdido humanidad, ha
perdido amor a la profesión. Cuando trabajábamos nosotros, nos reuníamos todos los martes
20 o 30 personas, escuchábamos los temas y entre todos decidíamos, siempre a
golpe de corazón, si era bueno, si era malo, si había que apoyarlo o no. Y al
final toda esta gente volvía a sus emisoras y defendía con entusiasmo esas
canciones. Los DJs tenían alma y vocación y eso el oyente lo percibía. Eso se
ha perdido completamente. Hoy lo deciden unos señores suecos que hacen unas
encuestas y te imponen lo que debe sonar. Y entonces los DJs actuales ponen lo
que se les ordena. Son voces vacías, que no transmiten nada, ni pintan nada.
Antes era TU disco, TU decisión, TU intuición…Te sentías responsable del éxito,
porque formabas parte de él ».
Le interrumpo para preguntarle si esos pálpitos funcionaban a menudo y
en qué porcentaje y me responde con impulsividad, para luego dar un pequeño
paso atrás.
«
¡Funcionan siempre, al cien por cien! Bueno…vamos a decir que había un pequeño
margen de error » Risas.
«Te
voy a contar un caso. Mecano y el tema Hoy no me
puedo levantar. Lo ponemos y está una semana, dos, y a la tercera lo
quitamos porque no estaba ocurriendo
nada, estaba pasando inadvertido. A la cuarta semana viene Luis Merino de
Valencia y nos dice que ese tema está pegando muy fuerte en las discotecas, que
lo baila todo el mundo. Y decidimos incluirlo de nuevo y fue un éxito. También
pasaba al revés. Apostabas por un tema que te fascinaba y no funcionaba. Te
pongo un ejemplo maravilloso con Adriano Celentano que me encanta. Recibo una
llamada de su director de promoción y me dice que viene a Madrid a grabar en
español El árbol de 30 pisos y me
invitó a la grabación. Allí me fui como loco. Toda la tarde grabando durante
horas, yo incluso le cambié alguna palabra, involucrado al mil por mil. Cuando
llego al estudio se lo enseño a mi equipo y todos me miraban raro. Yo lo había
escuchado 400 veces y estaba enamorado del tema, pero a mi gente no le gustó.
Bueno, pues me empeñé; una semana, dos, tres, cuatro, cinco…disco rojo y no se
vendió ni uno. Es el ejemplo más significativo de fracaso que he vivido. Debo
decir que con esa canción en concreto me empeñé, sacando a relucir mi condición de
jefe, pero es un suceso aislado. Siempre hacía caso a mi equipo. Si éramos 30 y
28 opinaban lo mismo, yo pensaba: 28 tíos no pueden estar equivocados.
5. - Dígame un momento absolutamente feliz que destacaría dentro
de toda su trayectoria profesional y otro que le gustaría borrar de la memoria.
«Uy, feliz, feliz tengo varios. Te diré uno: el festival de la isla de
Wight, en el Reino Unido, año 1969. Disfruté tanto…Fui solo y me situé ahí en
primera línea junto a todos los fotógrafos. Fueron tres días de música casi las
24 del día, de compañerismo con la gente, fue un disfrute increíble. Cuando se
terminaba a las cuatro de la mañana, me metía en mi coche con la calefacción
porque hacía un frío tremendo. ¿Y algún suceso para borrar? Pues he sido muy
afortunado, porque en la radio no me han hecho putadas. Pero te diré el día de
mayor tristeza para mí. Fue con Los Bravos. Ese grupo lo hicimos nosotros; el
nombre, el lanzamiento, el apoyo…todo. Fue penoso porque me los encontré un día
en un restaurante y me negaron el saludo por una pequeña crítica que había
hecho en el programa. Me fui del restaurante sin cenar y con una tristeza enorme
».
6.- ¿Cuáles son las tres piedras angulares por las que se rige
en su vida?
«Lo más bonito en la vida es tratar de hacer feliz a esa media docena de
personas importantes que rodean tu vida, eso lo primero. Lo segundo no hacer
daño a nadie, al menos de forma consciente y lo tercero trabajar para que el
oyente sea feliz».
7.- Los 40 principales no era solo un programa discográfico, sino
una escuela de talento radiofónico de la que han surgido multitud de
comunicadores. ¿De cuántos se siente satisfecho y de cuántos lamenta haberles
dado una oportunidad?
«Me siento satisfecho de todos… ».
Al escuchar eso, salto como un resorte y le
digo que si va a mantener la línea editorial de lo políticamente correcto
durante toda la entrevista, no me interesa. Quiero nombres.
« El mejor para mí, José Antonio Abellán».
Le miro con cierta incredulidad y yo misma
repito: ¿el mejor, Abellán? Ahí me matiza.
«El mejor comunicador para gente joven. Luego será lo que sea, pero… ».
Le vuelvo a interrumpir: ¿Cómo se lleva con
él?, le pregunto.
«Uff, no me llevo. Date cuenta que yo me marché de la Cope por su culpa.
Hombre, que si me lo encuentro no le niego el saludo, porque no está uno para
perder el tiempo odiando a la gente, pero sería cortesía mal disimulada. Te
diré una cosa: yo el día que me jubilé me dije a mí mismo que a partir de ese
momento, todos eran amigos. A mi edad, ya me da igual todo ».
¿Por cierto, qué años tiene usted?, le pregunto y me
dice que 67. Yo le respondo que no me cuente cuentos, porque eso no es verdad.
No es que conozca el dato, pero echar cuentas sabemos todos y la cifra no me
sale ni haciendo trampas. Nos reímos a carcajadas.
«Claro que no es verdad, pero no te lo voy a decir. No se lo digo ni a
mi hijo. Hace más de 20 años que no confieso mi edad».
No sé si la no confesión se corresponde con un asunto de coquetería
masculina o por seguir manteniendo casi en secreto todos los datos que rodean
su vida profesional. Pienso que esta entrevista está siendo distendida, amable
y enriquecedora, pero sumamente agotadora para mí. Él no me lo pone fácil a la
hora de dispensar información novedosa. No puedo tacharlo de inabordable,
porque sin conocerme de nada, ha accedido con amabilidad a esta entrevista sin
pedirme antes las preguntas que iba a formularle, y yo eso lo agradezco con
rotundidad, pero sí es cierto que desgrana la información con cuentagotas,
midiendo cada palabra que pronuncia con la precisión quirúrgica de un bisturí.
Hace rato que sé que no me va a contar nada de lo que quiero saber, pero no
pienso relajarme. Mi obligación es convertir esta entrevista es especial, única
y muy leída. Y si puede ser en objeto de culto, tanto mejor.
8.- Cuando uno llega a lo más alto en la cota de popularidad y
de poder, como es su caso, ¿cuál es la fórmula para domesticar el ego y no
terminar siendo engullido por la vanidad?
«La fórmula es pensar que estás ahí porque te ha tocado, porque le podía
haber tocado a otro. Siempre he procurado no ser un chulito. No es fácil, porque
todo lo que te rodea es justo lo contrario. Hay gente de aquella época a la que
me encuentro y me saludan con un “Hola, jefe”, treinta años después. Eso es lo
que me llena de orgullo. Cada uno es como es. Igual son cosas de los de
Chamberí, Cantón independiente de Chamberí».
Risas.
9.- ¿A quién conoce usted
que debería entrevistar yo?
«Uff, hombre hay
mucha gente que te recomendaría. Pero yo te diría Miguel Ríos».
10.- Un día normal en la
vida de Rafael Revert es…
«Pues ahora, en mi momento actual de persona retirada, me levanto,
pronto no, porque me acuesto tarde, desayuno y me subo al despacho para
contestar correos y mensajes, me meto en Internet y consulto mis páginas
favoritas: el tiempo, el Real Madrid, mi cuenta en Twitter…».
¡Cómo! ¿Qué tiene una cuenta en Twitter?, le pregunto extrañada.
Pero si he consultado todas las redes sociales en busca de su nombre y la única
que he encontrado es en Facebook y muy poco utilizada. Se ríe, con una sonrisa
traviesa y nerviosa que yo interpreto como preludio de alguna revelación
“canallescamente” encantadora. Mi olfato no falla.
«Sí, sí, tengo una cuenta en Twitter. Pero no
te voy a decir el seudónimo con el que tuiteo ».
¿Tampoco me va a desvelar ese dato? Ni la edad, ni sus redes
sociales… ¿qué será lo próximo? Entonces… ¿para qué he venido hasta aquí?, le
digo entre risas, pero la verdad es que comienza a brotarme la frustración y un
cierto enojo. A estas alturas, entre el misterio de su fecha de nacimiento y su
cuenta apócrifa en Twitter, empiezo a dudar de mis capacidades periodísticas y
lo que es peor, de mi propio encanto femenino.
«No te la puedo decir, porque si te digo el nombre, ya la hemos liado.
Ahí me desahogo con todo el que quiero y lo pongo a parir. Cosas de fútbol, de
política…Me cago en todo ».
Visto que no voy a poder sonsacarle nada más, volvemos a navegar por las
apacibles aguas de lo que supone su día a día actual. Le pregunto por el golf,
porque me han soplado que iba a jugar varias veces a la semana.
«He jugado mucho, sí. Pero desde que me atacó una ciática tremenda, ya
no voy prácticamente. Me afectó a una vértebra y el médico me advirtió que
podía ir a peor y perjudicar a la columna vertebral. Me acojonó y lo dejé. Y luego
tengo manías mías. Por ejemplo todos los días a las 15,00 y a las 22,00 me veo
una película, así por sistema ».
11.- Con la experiencia que tiene ahora y desde la perspectiva
que solo es capaz de otorgar el tiempo, ¿qué cosas no volvería a hacer?
«Volvería a hacer lo mismo. No tengo cosas que lamentar ».
12.- Muchos de los artistas que hoy triunfan apoteósicamente, no
estarían ahí si no fuera por usted. Algunos jamás hubieran llegado y otros, de
llegar, lo hubiesen hecho con mucha más dificultad o nunca. Una vez
encumbrados, ¿la gente tiene memoria o por el contrario prima la ingratitud y
el olvido?
« Pues yo debo decirte que la gente tiene memoria para bien. Siempre que
me encuentro a alguno, nos saludamos con alegría y cariño. Hace poco vino un amigo
de mi hijo al que le encanta Carlos Segarra, de Los Rebeldes. Le dije que si
quería podía ponerle en comunicación con él. Llamé a Carlos, hacía veinte años
que no hablaba con él. Le dije: “Carlos, soy Rafa Revert” y él me respondió con
un: “Coño, Rafa, qué alegría tu llamada”. Estuvo cariñoso, encantador… Igual
que si hubiéramos hablado anteayer. Y eso tiene mucho mérito, porque yo ahora no soy nadie. Al
final resultó que tocaba esa misma semana en las fiestas de Pozuelo, al lado de
mi casa, y nos invitó a que fuéramos a verle.».
13.- Cuénteme los motivos y detalles que hicieron que usted
estuviera en Memphis asistiendo al entierro de Elvis. Por cierto, el único
periodista español que asistió.
«Yo estaba de vacaciones en EE.UU. Todos los años iba en verano un mes.
Esa mañana puse la radio y escuché que se había muerto Elvis. Pero como mi
inglés es una pena, pensé que había entendido mal. Me informé bien y
efectivamente, así era. Así que, me fui rápidamente al aeropuerto a coger un
avión camino de Memphis. Llego a la puerta de su casa, me identifico y me dicen
que puedo pasar, pero solo hasta el jardín. De ver a Elvis, nada de nada. Y
allí estuvimos pues unos 60 o 70 periodistas viendo como entraban y salían
cientos y cientos de coches y personas durante horas. Al llegar la noche, uno
de los periodistas, que era oriundo de allí, me dijo que si quería ir a su casa
a dormir un rato, detalle que agradecí muchísimo. Dormimos 5 o 6 horas y al día
siguiente vuelta a lo mismo. Ya ese día tenían preparados unos autobuses para
todos nosotros y nos llevaron al cementerio. Nos colocaron muy lejos, veíamos
todo, pero como a quinientos metros. Aun así, era un privilegio. Yo llamaba a
la SER tres o cuatro veces al día para dar el parte de todo lo que ocurría.
Mi pena con todo esto es que hasta tres veces había sido invitado para verle
actuar en directo. Nunca pude porque me coincidió con otras cosas y después lo
lamenté mucho. ¡Quién iba a pensar que moriría tan joven! ».
14.- Ponga en orden de importancia a su llegada a la radio estos
tres nombres y el motivo para colocarlos así: Tomás Martín Blanco, Raúl Matas y
Ángel Álvarez.
« Te los voy a colocar por orden de aparición en escena… ».
Vuelvo a saltar y no le dejo terminar. ¡No! El orden de
aparición ya lo sé yo, no hace falta que me lo diga. La pregunta es otra y
quiero una respuesta.
Porque soy peleona e inconformista, pero cualquier otra habría
sucumbido ya a ese intento subrepticio de querer ser entrevistador y
entrevistado a la vez para conseguir moldear la entrevista a su gusto, pero no al mío.
En cualquier caso me es imposible enfadarme con él; es afectuoso, cercano, se
ríe mucho conmigo cuando le “riño” y cuenta con un aspecto campechano y encantador.
Todo ello me conduce más a empatizar con él que a salir corriendo de allí. Como
me ve un poco enfadada, destensa la cuerda y me regala una pequeña victoria.
«Está bien... El primero, Tomás Martín Blanco. Mi primer jefe importante y
un hombre con el que aprendí muchísimo. Un comunicador extraordinario. Segundo,
Ángel Álvarez, también fue mi jefe y con él empecé en la música. Con él hice el programa Caravana Musical del que acabé siendo el tesorero y estuve con él 4 años. Y el
tercero, Raúl Matas. Nunca trabajé con
él, pero yo cuando me reunía con Ángel, le escribía a Raúl todas las semanas
para que le mandara las diez canciones favoritas y yo le enviaba todo discos
americanos. Y un día me manda a la emisora y me presento a Raúl: “Hola, soy
Rafael Revert”. Y Raúl me mira y me dice: “Tú eres el Revert ese que me manda
esa carta todas las semanas que nos jode toda la programación” Ellos hacían una
lista con los votos y claro tenían que poner diez títulos que no votaba nadie
más que yo. Era un tío trabajador, encantador, muy útil. Siempre me lo
encontraba en el Festival de Viña del Mar ».
15.- Se lanza a la creación de Cadena 100 tras su marcha de Los
40 principales. ¿Fue esta marcha traumática o deseada? ¿Cuáles fueron los
motivos para tomar una decisión tan importante como aquella?
«Pues mira, te diré el motivo. En la SER siempre había hecho lo que me daba la gana. Yo tomaba las decisiones en lo que a música se refería. Un día tomé una
en concreto y fue revocada por el nuevo director y eso me sentó fatal. Hubo una
persona que hizo un trabajo y yo me comprometí a pagarle una cantidad. Y me
dicen que les parece mucho. Hablé con el tipo al que se le debía el dinero y le
conté lo que había. Él decidió ir a hablar en persona con el director y, con toda elegancia le dijo: “Quedaos con todo lo que me
debéis. Os lo regalo”. Y se marchó. Aquello a mí me dejo muy tocado. En ese momento se
habían ido Galdón y Planas a la Cope, y ellos me insistían en que me fuera para allá.
De todas formas yo ya no estaba cómodo. Y entre la incomodidad y las tentaciones para que me marchara, tomé la decisión. ».
¿Es cierto que Joaquín Luqui estuvo a punto de marcharse con usted y le convencieron de que se quedara con una subida de sueldo?
«Peor fue lo de Merino. Le ofrezco venirse conmigo, crear una sociedad y
el 30 por ciento para él. Vamos una cena
de despedida de Rafael de Benito y esa misma noche le digo a Merino: "Mañana a las
10 en el notario para firmar las escrituras". Me llama al día siguiente a las 9,30 de la mañana y me dice que
se queda en la SER. Ya me lo había advertido Galdón que tenía mucha vista para
esas cosas: “Cuidado con él, ese tío te va a traicionar”. Y así fue. Y en cuanto a Luqui se
venía conmigo seguro porque ya lo habíamos pactado, pero le engañaron como a un tonto. Le ofrecieron hacer
varios programas más, subida de sueldo… y finalmente nada de nada. Tiempo después
me llamó y me dijo que estaba muy descontento. Yo le dije que conmigo siempre
tendría un micro para lo que quisiera, cuando quisiera. Eso sí, yo no podía
pagarle al mismo nivel. Así quedamos, pasó el tiempo y no me dijo nada. Yo le
llamé dos días antes de mi boda y le dije que quedábamos emplazados para hablar a
mi vuelta del viaje de novios. Estando yo en Sonora de luna de miel, me llaman y me dicen que
había fallecido. A Joaquín yo le tenía un cariño especial, un gran amigo, una
gran persona. Carismático como pocos y con una voz inconfundible. Una pérdida irreparable».
16.- Dígame, ¿es verdad
que la Movida madrileña tuvo su oportunidad de oro cuando en 1983 las grandes
compañías discográficas se negaron a entregar discos de promoción a la SER y
usted tomó la decisión de abrir la programación a los independientes?
«No es así. O yo no lo recuerdo de esa manera. A los independientes nunca se les
negó la entrada».
Pero hubo un momento en que las grandes compañías se negaron a entregar
discos…
«Pero
es otra la verdad. Era una putada. Porque es cierto que se negaban a entregar
los discos, pero me los enviaban a mi casa. Y yo tenía que coger las putas
cajas y cargarlas hasta la radio. No los entregaban en la emisora, sino que se los enviaban a Rafael
Revert a su domicilio particular. Tengo una anécdota muy graciosa. Un día me llega un disco de Aviador
Dro con una hoja de promoción que decía no sé qué de la mierda de Los 40
principales…Llamo a la compañía a ver qué es esto. Hablo con el director
Servando Carballar y me dice que es una equivocación, que ya lo ha quitado de
todos los sitios, en fin, un poco avergonzado me pide perdón. Me llevo el
disco, que me gustaba un huevo, y lo empiezo a poner y claro, fue un éxito. Es decir,
la puerta a los independientes siempre estuvo abierta, es más, me caen mejor,
pero la mayoría de las veces, ni te
enviaban los discos».
17.- Ya no hay prescriptores,
no hay directores que vean un futuro éxito en una grabación recién editada. Por
no haber, ya no hay ni discos en las tiendas, pero tampoco audiencia porque han
emigrado a las playlists on line. ¿Cree
que los call-outs ( las encuestas telefónicas)
han matado el espíritu de la programación musical de la radio?
«Absolutamente. Han acabado con la decisión de los posibles prescriptores.
Los Djs hacen todo sin ningún amor, sin entusiasmo, sin ganas. Les dan una
lista con lo que deben poner y listo; eso es todo lo que hacen ».
18.- Dígame los nombres de los artistas de los que se siente
orgulloso de haber sido parte esencial para su éxito y uno que considere un
patinazo.
«Parte esencial, de todos. Destacaría Mecano, Mari Trini, Los Bravos,
Los Brincos, Miguel Ríos, Hombres G, Radio Futura. Y patinazo, pues no caigo en
ninguno ».
A estas alturas de la entrevista ya sé que no se va comprometer
en ciertas respuestas, por lo tanto, no insisto. Pienso para mí que habrá
habido más de un patinazo, que por otra parte es lo lógico en una carrera tan
dilatada como la suya, pero Revert es, ante todo, frugal en sus declaraciones y políticamente
correcto. A mi modo de ver, en exceso. Pero, por supuesto, es una opinión
subjetiva. Yo creo que con elegancia, todo se puede decir.
19.- Soy una advenediza en esta profesión, una recién llegada
por esos caprichos del destino. Dígame tres consejos básicos que me daría para
transitar por ella con inteligencia, pero sin perder por el camino la
honestidad ni la honradez.
«Que utilices el corazón más que la cabeza. Que cuando llegues a ser una
tía importante, que lo serás, no te lo creas».
Yo le digo que es imposible que yo llegue a ser alguien importante. Mis ambiciones se sitúan en la orilla de lo humano y en el crecimiento profesional y personal, no me interesa medrar a costa del "todo vale" con el único objetivo de un interés crematístico.
20.- Y finalmente ¿en cuál de estas aventuras al amor por la música
considera que ha conseguido el mejor hándicap
del recorrido?
«Con los 40 está claro. Mis mayores éxitos y mi
mayor disfrute han estado vinculados a esa época».
1.- Una canción a la que vuelve una y otra vez, por el motivo
que sea. Esa que podría ser su epitafio, la banda sonora de su vida o su plan
B.
« Good morning, Captain
del grupo Fendermen, porque fue la primera canción que me entusiasmó en mi
vida. Es un tema que escucho desde que tenía 12 o 13 años y a día de hoy sigo haciéndolo».
Nos hacemos fotos y me despido de él dándole las gracias por este rato tan agradable. Un tipo muy interesante, tímido y con un afán sano por ver siempre el vaso medio lleno y resaltar la parte positiva de cada situación; espero poder coincidir en otra ocasión. Me hizo una medio promesa que le pienso reclamar. Esa ya os la contaré otro día. Decía al principio que hay muy poca información sobre él en las redes, entre otras razones porque no es amigo de las entrevistas. Entiendo ahora el porqué. Creo que vosotros también llegaréis a la misma conclusión que yo, si habéis sido capaces de leer hasta aquí. O no...
Autora de la entrevista: Susana Cañil
Todos los derechos reservados
Genial Su !!!
ResponderEliminar¡Gracias!
EliminarGracias por acercarnos a Rafa Revert.
ResponderEliminarConocer a la persona que ha influido en mi vida musicalmente no tiene precio. Si ya le admiraba antes, ahora con mayor razón.
Gracias a los dos.
¡Gracias a ti siempre, Esther! Besos.
EliminarFenomenal la entrevista a Rafa
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
EliminarRafa Revert era vecino nuestro en los setenta y mi madre hablaba maravillas de él como persona. Su hijo Rafa estuvo en algún cumpleaños mío, siendo ambos de unos cuatro o cinco años.
ResponderEliminar