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lunes, 25 de enero de 2016

CUATRO SITIOS ORIGINALES PARA UNA PRIMERA CITA

CUATRO SITIOS PARA UNA PRIMERA CITA

PARA  LOS ROMÁNTICOS


SALÓN DE TÉ AL YABAL – Calle Cáceres, 52 - MADRID

Una de las teterías con más solera de la capital y que lleva abierta 36 años.

Si la entrada, al más puro estilo árabe, te atrae como imán, dentro el  local termina por atraparte: patios andaluces, fuentes de agua, luz tenue,  la fragancia del té y las cachimbas de distintos sabores y una estética en su decoración que te trasladará a las Mil y una noches.

La carta plagada de tés con nombres tan exóticos como El secreto del Sultán, Té del Dalai Lama, Té del Lejano Oriente.

Los precios son muy asequibles. Por 5 euros tienes un té y una porción de tarta. Y un cóctel a partir de los 7 euros aprox. Pero también tienen cerveza, refrescos y batidos.
La música de fondo, suave y tranquila, permite conversar sin agobios y dejarse envolver por el ambiente mágico del local.

Curiosidades:

1.- Los fines de semana amenizan con una bailarina que realiza la danza del vientre.

2.-  Si te pides un cóctel o una copa, siempre te ponen dos platillos. Uno con frutos secos y otro con golosinas.




PARA LOS AMANTES DEL CINE Y LA LITERATURA


LA BUENA VIDA -  CALLE VERGARA, 10 - MADRID
91 542 91 42

En pleno barrio de Ópera, destaca esta librería/café. Un espacioso y elegante local que lleva a cabo multitud de actividades como exposiciones literarias, ciclos monográficos, conciertos y presentaciones de libros.

Muy interesantes sus maridajes de Vino y Lectura o su club de ajedrez. Representaciones teatrales los viernes y los sábados.

Un lugar que se empeña en divulgar, dar a conocer y ser punto de encuentro entre toda la gente amante de las artes.

Cuentan con una nutrida selección de libros, CD’s y DVD y todo ello con una carta repleta de vinos, cervezas e infusiones.
Pero el café es la estrella. Lo preparan riquísimo. 

Así que lo mejor es darse una vuelta por el local y elegir entre toda su oferta, sentarse en una de sus mesas con el delicioso café y la charla, que fluya.




PARA LOS AMANTES DE LOS JUEGOS DE MESA


CAFÉ MANUELA – CALLE SAN VICENTE FERRER, 29 - MADRID


Abierto en 1979 en lo que fue una antigua carpintería, recrea a la perfección esos cafés de principio de siglo. Tan fiel es su reproducción que ha sido escenario para más de 60 películas y muchos spots publicitarios. Entre sus muros tertulianos como Carmen Martín Gaite, Sánchez Ferlosio o Umbral entre otros, pasaron por allí.

A día de hoy el Café Manuela es el refugio perfecto para gente tranquila, con ganas de conversar sin bullicio.

En su propuesta gastronómica, vinos, tapas, cócteles, helados, zumos naturales y por supuesto, café. Colgadas de sus paredes, pequeñas muestras pictóricas que van cambiando cada mes.

Entre las actividades que nos podemos encontrar tertulias bilingües (inglés/español), taller de poesía, exposiciones de arte o presentaciones de libros.

Pero lo mejor son los más de 30 juegos de mesa que el local pone a disposición del cliente.




PARA LOS OPTIMISTAS


WANDA CAFÉ OPTIMISTA – CALLE MARÍA DE  MOLINA, 1 - MADRID

Con una estética tropical  y colores llamativos, la idea con la que abre este local es que cuando entres en él accedas a un universo emocional que te transporte al verano, las vacaciones, el sol y el tiempo libre, es decir, todo positivo que se siente en esos meses estivales. Toda la decoración del local gira en torno a esta filosofía con un mobiliario fresco, estilo californiano  y marcos de fotos por las paredes con motivos veraniegos.

Un negocio de los llamados “non stop” abierto desde  las 8 de la mañana hasta las 3 de la madrugada y en el que puedes desayunar, comer, cenar o pasarte a tomar algo a cualquier hora del día, porque la cocina está siempre abierta.

Todas las mesas tienen toma de corriente y wifi.

Zumos naturales de frutas o verduras y una variedad de comidas un tanto ecléctica, que recorre todos los destinos internacionales y todo ello unidos a una clientela de lo más variopinta e internacional, convierten a este lugar en toda una guía de viajes.





lunes, 18 de enero de 2016

DESCUBRIENDO EL CINE por Javier Yuste

Descubriendo el cine.



Por culpa de mi sexo, que se rinde ante la voz candorosa de una traviesa ninfa, he acabado con mis huesos y el jumentillo de palabras que me sirve de montura (pues aún no cuento con la suficiente talega ni el orgullo requerido como para regalarme un brioso palafrén con el que presumir), en una encrucijada de caminos dentro de mi mente, custodiada por un sencillo crucero (por si hace falta abrazarse a él con fuerza). Y es en esta encrucijada a donde me ha llevado la voz de la ninfa y tengo que decidir qué camino tomar, siendo que ambas direcciones me exigen idéntico tributo y destino: este texto que tenía que haber crecido al albur de un tema ya propuesto de antemano por nuestra querida Su: Soltería o diez películas que marcaron mi vida. Izquierda, derecha o darse la vuelta.

Pero en mi seno abriga la misma torva tozudez y nobleza pícara que se advierten en los ojillos de mi mullido compañero de viaje; esa chispa de razón rebelde de la que carece cualquier montura de dentadura respetable y a respetar y que me permite atisbar que, a la sombra del crucero providencial, un repecho angosto se introduce en el interior del bosque que me rodea, fuera de los caminos transitados y de los adoquines sueltos y erosionados.
No creo que tome mejor decisión que aquella que haga honor al espíritu que puebla a los nobles habituales del callejón que administra nuestra pequeña luz madrileña. Ni «Casado o soltero», camino de la derecha, ni «Diez películas favoritas», ruta que corre tras el sol por Poniente. Es legítimo tomar el repecho, por capricho, porque sí; aunque para nada sea propio o digno de esperar de un invitado, por lo que ruego mil perdones a mi anfitriona.


Es ese camino, el mismo por el que ahora mi amigo gris perla se guía solo, sin tirones ni espuela, por entre los robustos y selváticos árboles que aprisionan las sombras de mi Pasado, Presente y Futuro, en el que me atrevo a hacer frente a lo que salga. Un sendero nuevo al que llamaré «De cuando descubrí el cine» y con el que hoy firmo en El Callejón de los Canallas.


Siento en el espinazo el hálito frío y extraño de los años pasados, y pronto se me ha cruzado el espectro de un niño de cinco años, torpe y desvalido, de mirada asustada, pero también astuta, impresión certera o no que me causa esa criatura tan solo por efecto de mi desbocada imaginación. Sé que me estoy contemplando a mí mismo, pues es a esa edad cuando contemplé la primera película de la que conservo recuerdo alguno. Tan solo unos fragmentos que se quedaron en la retina y más allá, para siempre; además de la sensación de vértigo pegado a una butaca ajada y en una sala de cine en el que había poco más que cuatro paredes, ajena a los lujos actuales que se pagan con el pulso febril. Entre tapias amarillentas de decorosa vejez y contra una tela fina y blanca, héroes de épica y fantasía de una galaxia muy, muy, lejana, se pateaban los bosques de la luna santuario de Endor. Era 1986, efeméride consagrada al reestreno de la trilogía de «La Guerra de las Galaxias» (o «Star Wars», si nos dejamos secuestrar por ese sórdido complejo de renegar de todo lo que no suena, huela o sepa a burdo anglosajón, pues es más correcto).

Si trato de otear en cierto punto más oscuro de mi bosque mental, solo queda la Nada que ni pudo llenar Michael Ende. Tan solo quedaron las motojets y los ewoks. Y todo lo olvidé hasta que se desempolvó, años más tarde, cuando volví a visionar «El retorno del Jedi».

En 1986 todavía vibraba la vida en los cines de la localidad; en concreto en un pequeño teatro en propiedad y terrenos de los monjes franciscanos afincados en la villa desde hacía siglos. Cine sin maquillajes superfluos y sin prohibiciones de traer chucherías de fuera, pero sí con desconchones sobre los que se exhibían los pósters en papel que servían para anunciar las contadas sesiones que se ofrecían. El mismo en el que me maravillé casi una década después con «Stargate» o, válgame Dios, otros productos menos exigentes y que me producen cierta vergüenza (no el confesar que fui uno de los paganos que hicieron rentable el título en cuestión, sino que los pasen por la televisión en canales y horas intempestivas de vez en cuando, como puede suceder, por ejemplo, con «Street fighter», protagonizada por el elástico y reiterativo Jean Claude Van Damme y que sirvió de pobre despedida a Raúl Julia). Éramos críos de los noventa, para nada correligionarios de los críticos de «Días de cine», y si alguien se libró de aquella desventurada filiación, le presto mi capote para que vaya sorteando todos los charcos que encuentre en su sendero hacia lo sublimemente relamido.

A falta de adoquín, mi leal pollino avanza tranquilo por la bruma de mis recuerdos, pues siente la cercanía de otros lugares en los que también descubrí el cine.

Seguía yo siendo un niño y penetraba por mis fosas nasales el aroma salitroso y húmedo del Museo del Pescador, que se hunde hasta las raíces de la casa-torre de los Ercilla. En su segundo piso, si no estoy errado del todo, en una salita a la izquierda de la escalera, poco después de dejar atrás la ventana que daba al puerto y en la que el hábil cantero había creado un asiento perfecto para que hombres y mujeres harto desaparecidos aprovecharan toda la luz del sol en sus labores más sutiles, se abría al público un pequeño cine de sesión matinal y de verano; un cine con sillas contadas y con la oscuridad de rigor asegurada para perderse en las aventuras de Simbad y en otras muchas producciones de acción y fantasía de las décadas de 1960 y 1970.

No hacía falta más. Aquella era la esencia que hemos perdido al dejarnos seducir por el consumo bulímico, de usar y tirar; la vida que disfrutábamos sin necesidad de neones y prostitutas que se hacen pasar por damas de compañía que solo aceptan pagos con tarjeta. Los años en los que una película seguía el fatigoso camino de las salas hasta el mercado del video, de ahí al Plus (cuando llegó) y luego a la televisión abierta, son humo azul que sube en espiral. Ahora hay cintas que no tardan ni doce meses en pasar del proyector a la pantalla plana como programación socorrida de un sábado noche para aquellas cadenas que no han sucumbido a la vil ralea de los programas de dewater político.

¿Eso es cine?

Y las películas de mi vida se fueron amontonando en un túmulo dedicado al despertar del amor hacia el cine, pero son títulos que me los guardo en el silencio, pues son recuerdos menos bulliciosos y más íntimos; ecos lejanos de un mundo que ha sido interrumpido, durante su movimiento de rotación, cuando crucé por última vez el umbral de una sala de proyecciones hace más de una década para acudir al estreno de «El retorno del Rey» (resulta curioso que la primera y la última lleven por título las tres primeras e idénticas palabras). Sé muy bien que alguien me tildará de mentiroso, cuando no de vanidoso, o cualquier otro epíteto recurrente que acabe estallando en su boca y que termine de forma necesaria en –oso (¡lástima que no me sepa los números de la Lotería de forma tan  cierta!).

Me cansé de los blockbusters, del cine con Coca Cola; de las pataditas de groseros ocupantes de la fila de atrás contra mi sillón o el del vecino y de los gritos y sandeces de payasos en paro que no tenían otra cosa mejor que hacer durante dos horas de sus patéticas vidas; de no enterarme de nada y salir crispado y más pobre de una sala a la que le sobran los artificios no necesarios para disfrutar de este arte.

Llamadme sociópata si no os gusta rimar con –oso.

Excesivo sacrificio el mío el de sustituir la pantalla grande por una pequeña en casa, eternamente encadenada al euroconector del reproductor del DVD, perdiéndome la posibilidad de viajar hasta el horizonte final de mis pupilas con «Interstellar», por ejemplo.



Lo bueno es que ahora sé elegir mejor las películas, pero, ¿he traicionado a mi amor de juventud? Tampoco es que sea yo un Totò di Vita; no me siento culpable y, es más, si se aprecia despecho o desprecio en los gestos de esta dama hacia mí persona, soy incapaz de interpretarlos de tal forma, quizá por propia y voluntaria impericia: todo sea por conservar intactas las cicatrices del corazón y que me han cambiado, obligándome a pasar página, a dejar atrás a la Fantasía (incluso al simpático Fuyur, a quien conocí en la sala de proyecciones del colegio). Ahora tan solo soy un espectador de los lejanos brillos fantasmales de unas estrellas que están demasiado lejos de mi atalaya, muy por encima de las copas de los árboles de este bosque de recuerdos imperturbables. Ahora tan solo quedo a merced de argumentos más diarios y grises, reinos de topos y engaños, pero siempre acompañado por un proyector en marcha, cuyo traqueteo soslaya el golpeteo de los cascos de mi pequeño jumento contra el suelo. 

CLUBES DE FUMADORES EN MADRID

CLUBES DE FUMADORES

La ley Antitabaco prohíbe desde enero de 2011 fumar en lugares públicos que no estén al aire libre, con la excepción de los clubes de fumadores. Para que te otorguen esa categoría se deben cumplir varios requisitos. Entre ellos,  que el lugar esté en una zona aislada, si es que forma parte de un negocio hotelero, y que no disponga de camareros, para que éstos no respiren humo.

HABANA, 5 – PASEO DE LA HABANA, 5 - MADRID

Un restaurante que dispone de tres ambientes: la barra donde puedes tomarte una cerveza con unas excelentes tapas, el propio restaurante que cuenta con menú casero diario a un precio de unos 12 euros y la terraza, abierta en verano y cubierta y con calefacción en invierno.

Y además de esto cuenta con un cuarto ambiente en el sótano: el Corner Five, un área acogedora y perfectamente acondicionada para los amantes del humo en general y de los puros en particular.

Cómodos sillones, revistas, libros y una sala  de cartas para poder jugar con tu bebida y tu puro o cigarrillo. Y además te permiten llevarte platos de picoteo desde el restaurante a la sala.

Un horario amplio que va desde las 8 de la mañana hasta las 2 de la madrugada





CHURCHIL CLUB DENTRO DE LA SALA KLIMT – CALLE CAPITÁN HAYA,  48 
MADRID

91 652 50 87

La sala Klimt Gin Club es otro de los sitios de moda en la capital para tomar ginebra, no sólo por su decoración vanguardista, sino también por sus más de 80 variedades de ginebra. Allí todo está cuidado al milímetro: el tipo de vaso, la cantidad, el orden y acompañamiento de los combinados. Un sitio imprescindible en Madrid para incorporar a la ruta del gin tonic, que además aporta un aliciente añadido: cuenta con un club privado para fumadores llamado Churchill Club, en honor  a Winston Churchil  que como la mayoría sabrá era un gran fumador de habanos.

Con capacidad para 28 personas sentadas y un total de 50 distribuidas por la sala, con sofás inspiración Art Decó y elementos decorativos de diseño italiano y neoyorquino,  ofrece una gran variedad de puros elaborados en diversos países y algunos que son verdaderas rarezas. Aunque el local permite que los socios puedan llevar sus propios puros.

Y como perfecto acompañamiento para esos puros, qué mejor que una amplia gama de  bebidas espirituosas como la ginebra, vodka, ron y champán entre otras.

Para hacerse socio de este club es requisito indispensable pagar una cuota anual de 150 euros que te da derecho a una botella, pero si prefieres conocer el sitio, puedes hacerte socio por un día, sin tener que abonar nada. Aquí se puede además disfrutar de partidos de fútbol en su pantalla gigante o participar en catas y maridajes de puros con licores Premium.

Curiosidad: Según los expertos se necesitan entre hora y media y dos horas para disfrutar de un puro.



CIGAR CLUB DE SANT CELONI – PASEO DE LA CASTELLANA, 5 ( Dentro del Hotel Hesperia). MADRID

91 210 88 40

El Sant Celoni no es cualquier restaurante. Es uno de los mejores de Madrid que cuenta con dos estrellas Michelín y en donde miman con esmero cada detalle, no solo la incuestionable calidad de su comida, sino la vajilla Limoges en la que te la sirven o la altísima cualificación de su personal. Por este motivo, y siguiendo su línea de apostar por  la calidad y la excelencia al servicio del comensal, decidieron abrir esta pequeña sala colindante para todos aquellos amantes de los puros como guinda para finalizar un almuerzo.

Es un espacio integrado dentro del propio restaurante, pero totalmente acristalado y con salida al patio exterior del hotel.

Cuenta con más de cien referencias, tanto habanos como cigarrillos de varias procedencias. Desde las marcas más míticas como Montecristo, Cohiba, Punch o Monterrey a otras menos conocidas. No han escatimado esfuerzos y cuentas, asimismo, con añadas históricas y ediciones limitadas muy difíciles de conseguir.

Limitado a unas 12 personas y bajo petición y reserva previa, los que acceden tienen derecho a un digestivo, una copa y un buen habano.










viernes, 15 de enero de 2016

LOS MEJORES AMANTES

Me declaro adicta a ellos. Perturbada, loca y enamorada. No puedo prescindir de sus efectos, de todos ellos. Al principio, cuando nos conocemos,  con algunos la chispa prende de inmediato. Me aceleran el corazón e inflaman mi espíritu pero al punto, ansiosa como soy,  quiero más. Quemar etapas para alcanzar el final cuanto antes. 

Con otros me cuesta iniciar la relación, no me convencen, pero a medida que avanzo deseo descubrir más y más, navegar entre acertijos o naufragar entre misterios. Con varios mantengo una relación exclusivamente pasional. Regreso a ellos una y otra vez, caigo en sus redes de garabatos, rasgos y grafías, que conozco de memoria, pero que me atraen como un imán. Los hay a los que saludo y digo adiós en menos que canta un gallo. A otros ni siquiera les he dado la oportunidad de conocerlos, y los he desterrado al más anochecido rincón de mi memoria.  

Algunos, tan canallas como yo, me  atrapan y no puedo soltarlos.  Otros son viejos conocidos a los que recurro cuando el aburrimiento y la desgana se apoderan de mí, con la certeza de saber que nunca me defraudarán. El problema surge cuando me enamoro de uno de ellos y termino encarcelada en un amor imposible del que no quiero salir.

Por fortuna, con ellos existe una relación libre, sin espacio para la fidelidad. Si lo fuera, me impediría conocer nuevos candidatos y por ende, nuevas y gloriosas emociones. Cada uno es y será importante en mi vida. Me hacen volar, imaginar, recapacitar, adivinar, desear, pensar, amar, odiar, descubrir, comparar….
Me desnudan, me sorprenden, me hacen reír o llorar, me enseñan, me divierten,  me enloquecen, me apresan, me rescatan, me entretienen y me salvan.

No hay nada como su tacto, su olor y su compañía. Un placer tan intenso, solo comparable a un buen amante.

LOS LIBROS.



lunes, 11 de enero de 2016

CUATRO PLANES ORIGINALES EN MADRID

PLANES ORIGINALES EN MADRID

LA GATOTECA -  CALLE ARGUMOSA, 28


¿Os imagináis un bar donde personas y gatos puedan convivir en perfecta armonía mientras te tomas un refresco?

Pues este es el sitio.  No es cualquier lugar. Si eres amante de los animales, y especialmente de los felinos, y yo lo soy, y te apetece contribuir a una acción solidaria mientras te tomas un refresco, este es tu local.

Ellos lo denominan el club del gato. La idea es dar cobijo, atención y cariño a gatos abandonados. Recuperarlos física y emocionalmente y encontrar un adoptante para ellos. Hay de forma continuada actividades relacionadas con este precioso animal: cursos para aprender a cuidarlos, talleres, mercadillos, manualidades, yoga para gatos.

¿Cómo funciona? El interior es como el salón cualquiera de una casa pero con dos plantas, grande, con mesas bajas, sofás, libros y wifi gratis, pero sobre todo, muchos gatos. Aquí no pagas la consumición, pagas por el tiempo que estás con ellos.

Como precios orientativos os diré que la media hora son 4 euros y una hora seis. Eso te da derecho a entrar, jugar con ellos, sentarte a mirarlos mientras te tomas tu refresco, y en última instancia, decidir cuál te vas a llevar a casa para darle todo tu amor.

También disponen de un espacio comercial con todo tipo de artesanía y productos dedicados al gato. Con los beneficios se consigue que esta colonia siga activa y poder dar cobijo a estos inteligentes animales.






ICE BAR – CALLE CONDE DE ROMANONES, 3 – METRO TIRSO DE MOLINA
91 429 81 68

Si te apetece sorprender a alguien con una cita original, esta sin duda, no dejará indiferente a nadie.
Es, como su nombre, indica un bar de hielo. Literalmente.

Se accede a través de una entrada que podría confundirse con el acceso a un garaje. Justo al entrar un enorme oso polar te da la bienvenida. Tranquilos, es solo de hielo.
400 metros de local de los cuales 70 son completamente de hielo. Botas de explorador colgadas de sus paredes, fotografías de viajes por tierras polares, esculturas en hielo   y una enorme vitrina que contiene gran variedad de vodkas y  ginebras.

Previo pago de 15 euros, podrás acceder al bar. Antes tendrás que enfundarte en los enormes chaquetones árticos  para el frío que ellos mismos te proporcionan. 20 grados bajo cero y un cóctel de bienvenida con sabor frutal te esperan, mientras en una pantalla proyectan imágenes del Ártico. Si te gustan, tienen una agencia de viajes que se dedica a ello y te organizan ellos el viaje a esas tierras lejanas.

Todos los muebles son de hielo. Conviene que lleves guantes o tus manos sujetando la copa, aguantarán poco tiempo.

Y por supuesto, fotos, fotos y más fotos. El sitio es ideal para “congelar” , y nunca mejor dicho, esos momentos y subirlos a las redes.

Tienen una pequeña tienda de artículos relacionados con el hielo, en la que hay que destacar una enorme variedad de aguas traídas de todo el mundo y cuyos precios pueden ser desde apenas un par de euros hasta 300.



  


CAFELITO – CALLE SOMBRERETE, 20 – METRO LAVAPIÉS
91 084 30 96

No es solo un lugar para tomar café, ni mucho menos. Es el templo del café. O un laboratorio del café, como ellos mismos lo llaman.

En pleno Lavapiés, nos encontramos con este original establecimiento. Su entrada, una puerta con más de cien años de antigüedad, da paso a un lugar especial como pocos. Todos los muebles son reciclados, restaurados o heredados. Cada uno de un estilo bien distinto, pero mezclados con tanto arte y buen gusto que conforman un espacio tan personal y acogedor que parece que estás en el salón de tu casa.




Y así es. Te puedes encontrar gente leyendo en sus cómodos sillones, dibujando, escribiendo en el ordenador o en el precioso escritorio de madera que tienen o simplemente sentada en el sofá haciendo ganchillo.

Julio, uno de los propietarios del local, viene de raíces cafeteras ya que su familia lleva desde siempre dedicándose a este negocio que controla con maestría.
Desayunos y meriendas acompañados de unos magníficos cafés. Mis preferidos:
Barraquito: , café, leche condensada, crema de orujo y ralladura de limón o el Capuccino especial con sabor a Macadamia.

Dos Curiosidades:

1.- Admiten animales en el local
2.- Tienen una estantería con libros que puedes leer allí y si quieres, llevártelos gratis. También puedes colaborar a que esa pequeña “biblioteca” no se agote donando libros que ya no quieras o te quepan en casa.









MISTURA – DENTRO DE LA NUEVA TIENDA NEW BALANCE
CALLE GRAN VÍA, 15 – ENTRADA POR CABALLERO DE GRACIA, 7
91 531 60 12

Dos marcas, New Balance y Mistura,  unen sus fuerzas con ánimo de llegar a un público que ambas comparten.Un nuevo espacio Mistura abre sus puertas en la capital, concretamente el tercero. Y no defrauda. Y eso con apenas tres años desde su primera apertura.

Ya os hablé en su momento de sus otros dos locales en Augusto Figueroa, 5 y Ciudad Rodrigo, 6

Un concepto pionero en nuestro país, una heladería-cafetería integrada dentro de una flagship store. El término flagship viene a ser como buque insignia. En este caso la tienda más grande de Europa de New Balance (y segunda en el mundo) emblemática firma y marca de referencia absoluta en el deporte y la marca Mistura unen sinergias con un objetivo común: avanzar en el desarrollo empresarial y mejorar la experiencia de compra.

Mistura, ya lo dije en su momento, es un punto de encuentro para sibaritas. El helado por excelencia se toma aquí.  Materias primas de altísima calidad, respeto por el medio ambiente, originalidad, apoyo al comercio justo y un exquisito trato al cliente, al que cuidan y orientan auténticos profesionales. Nosotros mismos fuimos testigos de ello cuando fuimos a visitar este nuevo espacio. Todo el equipo formado específicamente para atender, orientar y cuidar al cliente, no para despachar que es lo que hacen en la mayoría de los sitios.

Batidos, zumos, repostería artesanal, grofes y por supuesto el producto estrella, el café.
Ese día nos sirvieron un café, exquisito y primorosamente presentado y yo probé unos crepes de chocolate y plátano, insuperables.

Puedes acceder a través de Gran Vía, atravesando la inmensa tienda y al fondo te encontrarás con un espacio pequeño, pero delicioso, con un ventanal que da a la calle Caballero de Gracia, la otra opción para entrar directamente sin recorrer toda la tienda.

Os animo a visitar cualquiera de sus tres puntos en la capital.




















domingo, 10 de enero de 2016

RESEÑA DEL LIBRO HOLA, ¿SEXO?

TÍTULO: HOLA, ¿SEXO? ANATOMÍA DE LA CITAS ON LINE

AUTORA: LUCÍA MARTÍN

EDITORIAL: ARCOPRESS

Nº PÁGINAS: 143

No conocía el libro ni tampoco a su autora, pero confieso mi debilidad por los títulos y las portadas, sin atender a argumentos, reseñas rimbombantes o escritores que firman éxitos de ventas. Exceptuando a mis autores de cabecera a los que leo siempre, escriban lo que escriban, con el resto me dejo llevar por esas primeras impresiones que  unas pocas veces me defraudan, pero que en la mayoría de los casos sólo ponen de manifiesto lo bien que hago dejándome llevar por mis intuiciones.
Y esta vez vuelvo a dar en la diana.

Nada más recibir por correo las novedades de la editorial, el título  llamó mi atención. No hizo falta nada más. Escribí a mi contacto allí y le dije que quería que Lucía viniera a hablar de su libro a la radio. Y dicho y hecho. Pero antes de eso, lo leí, por supuesto.

Lucia Martín es periodista especializada en economía, ha trabajado muchos años en París y ha publicado siete libros hasta el momento. Y debo decir que es amable, simpática y cercana en las distancias cortas.

En  Hola, ¿Sexo?, la autora nos sumerge de lleno en el mundo de las citas on line. Vamos, lo que viene a ser las nuevas formas de ligar. Y parece ser que lo tradicional, el romanticismo y la conquista ya forman parte del baúl de los recuerdos de los más nostálgicos. Lo que prima ahora es sexo sin aderezos, sin decorados innecesarios ni noveleros preludios, todo a golpe de ratón o de pantallazo.  La inmediatez en estado puro guardada en un bolsillo de tu chaqueta. O de tu bolso. Porque no olvidemos que ahora hay casi tantas depredadoras sexuales como hombres.

Detrás de este libro hay un exhaustivo trabajo de documentación de más de un año, que se aprecia nada más adentrarse en las primeras líneas. Un viaje,  a través de sus ciento cuarenta y tres páginas, por todo el panorama de las webs de citas, nacionales e internacionales, muchas de ellas muy conocidas y otras que la mayoría de nosotros no sabíamos ni que existieran. Con desenvoltura, con elegancia pero sin tapujos, pero sobre todo con humor y entretenimiento, vamos a ir descubriendo muchas cosas que desconocíamos y confirmando, muy a nuestro pesar,  otras muchas que intuíamos.

Este es un negocio que mueve dinero, mucho dinero. Pero también se mueve mucha información.  ¿Están a salvo los datos personales que los suscriptores aportan a estas aplicaciones? Lamentablemente, nadie puede garantizar eso. Sin ir más lejos la famosa web Ashley Madison, fue el objetivo de unos hackers que consiguieron información privilegiada de  treinta y siete millones de usuarios. Es para pensárselo, ¿no?

Lucía mezcla con absoluto acierto datos económicos y estadísticas con experiencias personales narradas  en forma de conversaciones reales ocurridas con varios hombres y todo salpicado de una inteligente ironía. El capítulo final, titulado “Una serie de catastróficas desdichas”, es hilarante a la vez que desolador. Pone  de manifiesto el  errático comportamiento humano con respecto a las relaciones amorosas y sexuales y las pocas, o nulas, expectativas que debemos concebir si lo que tenemos en mente es una relación madura, realista y con visos de perdurar en el futuro.

Un libro ágil y directo, que te enseña, te entretiene y te divierte, y que bien podría ser una guía disuasoria, para saber qué es lo no vas a obtener en este tipo de relaciones, o bien un manual de cabecera para todo lo contrario: si al final decides que quieres probar suerte en este nebuloso e impredecible mundo del ligoteo virtual, sabrás con exactitud cuál es la web que más se ajusta a tu personalidad y a tus gustos y cómo debes actuar en cada situación. En cualquier caso advertimos que siempre ocasionará daños colaterales.

Tú decides.
Consumo placer o con sumo placer.