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domingo, 26 de febrero de 2017

RESEÑA DEL RESTAURANTE LATASIA EN MADRID


RESTAURANTE LATASIA

Paseo de la Castellana, 115

Madrid

Teléfono: 91 555 93 33

www.latasia.es



Los que me seguís en el blog desde hace tiempo ya conocéis mi querencia incontrolable a descubrir nuevos lugares en Madrid en los que poder desayunar, comer o tomar un rico aperitivo, pero también sabéis que no todos son susceptibles de ser reseñados por mí.  Sólo hablo de los que me gustan, como el de hoy. Si, además, en su perfil de Twitter se definen como "la casa de comidas más canalla de la ciudad", ya es una adorable obligación por mi parte.


Casi sin darme cuenta me he convertido en la que decide dónde ir cada vez que quedamos todas las amigas y esta vez, no fue una excepción.

Hacía tiempo que quería probar un restaurante peruano y me decanté por Latasia, una casa de comidas (me encanta que se vuelva a rescatar ese término) ubicado en pleno Paseo de la Castellana, calle emblemática  en la capital y centro neurálgico y financiero de la ciudad con el campo de mi equipo, el Santiago Bernabéu, como testigo de lujo.




En Latasia nos vamos a encontrar con una perfecta mixtura de los sabores más genuinos de Perú y Asia, pero en donde lo español no queda, ni mucho menos, excluido de la ecuación.






El local no es excesivamente grande, pero posee mucha luminosidad que, además, se ve reforzada por los tonos predominantemente claros que han elegido para decorar el lugar. Paredes claras, sillas de diferentes diseños, una colección de botellas, tarros y sifones por doquier y una amplia ventana en medio del espacio que invita a colarnos visualmente en la cocina y ver qué se cuece en ella. Y nunca mejor dicho.







Al fondo del local, justo donde nos acomodaron, un cómodo banco corrido con mullidos cojines que aporta el punto de calidez al local.









En su carta, corta pero muy cuidada, nos encontramos con platos para compartir, ideales  si acudes con un grupo de amigos. Propuestas como el tiradito de lubina, la panceta confitada o los mejillones gallegos con curry y leche de coco.

El día que acudí al local con mis amigas Virginia y Pilar.



Nosotras compartimos dos platos estrella de la casa; la ensaladilla rusa de chicharro marinado, camarones y tobiko y, como no, el ceviche de corvina con aguacate acompañado de unos chips de plátano y boniato. Sin palabras nos quedamos las tres. Sabores auténticos, sin adulterar y con exquisita materia prima con los que te relames de gusto.




De plato principal el ají de gallina, con salsa de ají y arroz chaufa, nos pareció exquisito.

Para los que gusten de la casquería, probad las mollejas de ternera confitadas que me dicen que están de quitar el sentido. Preguntad  por los platos fuera de carta. Siempre hay y os van a sorprender.
Y de postre nos decantamos por la tarta de zanahoria con helado que al igual que el resto, no nos defraudó.



Tienen el delicioso detalle de ponerte un aperitivo al comienzo de la comida y unas riquísimas pastitas acompañando al café.

El servicio, excelente. Amables, pendientes y explicándote cada plato. La cuenta te la entregan en una preciosa mini cazuelita de cerámica, como podéis ver en la foto. ¡Detalles que enamoran! Porque un restaurante para mí es el conjunto de muchas cosas, no sólo de la calidad de la comida, sino de la decoración, el trato, la localización, el horario, los baños…






Entre las cosas mejorables está su horario. Abren de 13,00 a 17,00 y de 20,00 a 12,00 hrs. Cierran los domingos. En estos tiempos que corren se imponen locales “todo terreno” con horarios non stop donde poder dejarse a caer a cualquier hora del día. Ahí lo dejo como sugerencia.

En cuanto al precio, nosotras pagamos 25 euros por persona. Tened en cuenta que las raciones son generosas si coméis poco, como es mi caso.



Por todo lo demás, un sitio al que seguro volveré y que os recomiendo probar.

miércoles, 22 de febrero de 2017

ENTREVISTA EN METROPOLITAN RADIO ESPAÑA



Ya podéis escuchar la entrevista que Pilar Nogales me hizo para METROPITAN RADIO ESPAÑA el pasado sábado.

Allí tuve que elegir las seis canciones de mi vida.

No os la perdáis porque merece la pena.



http://www.ivoox.com/17087144

miércoles, 15 de febrero de 2017

RESEÑA DEL RESTAURANTE ELEKTRA EN MADRID

RESTAURANTES ELEKTRA

Calle Santa Engracia, 108

Madrid

Teléfono: 912 54 59 11


Lleva abierto tan sólo tres meses, pero ya os auguro que será un lugar de referencia en muy poco tiempo.




¿Los motivos? En cuanto leáis mi entrada los vais a entender todos y querréis volar a conocer este delicioso lugar.
Los que me siguen en mi blog ya sabéis mi querencia a reseñar lugares que cumplan ciertos requisitos indispensables para mí, mucho más allá de precios, alta calidad de la comida o postureo innecesario. Éste es uno de esos rincones madrileños que merecen mi tiempo y mis letras.



Con mi amiga Mª Eugenia el día que comimos en ELEKTRA


Es lunes y quedo con mi amiga María Eugenia allí, pues ella trabaja muy cerca. Como llego la primera, entro en el local y  rápidamente un amable chico se acerca a recibirme. Me gusta que la gente que dirige o atiende un negocio acoja al visitante  con simpatía, educación y amabilidad. Aquí lo hacen desde que entras y con eso, ya me tienen ganada.





Si además echas un vistazo alrededor y descubres un lugar plagado de encanto en cada uno de sus detalles, el flechazo es inmediato. Me encanta su decoración; todas las sillas son distintas, de forja, de madera o tapizadas en terciopelo o con telas con alegres y coloridos motivos. Las mesas, unas redondas y otras cuadradas, también en diferentes materiales y en medio del local, una mesa comunal en madera para grupos o, tal vez, para mezclar a gente que quiera conocerse. Todo destila un cierto aire retro pero actualizado.






El local no es especialmente grande y personalmente ese detalle me gusta. La luz que entra a través de los enormes ventanales que dan a la calle Santa Engracia, el ambiente cálido y acogedor que se respira y la comida, de la que luego hablaré, logran conformar un espacio elegante, moderno y delicado. Tremendamente chic.




Mi rincón preferido: un gran sofá en verde musgo, tipo Chester con alegres cojines, al lado del ventanal con una mesa baja y dos butacones de colores. Encima del sofá, una vitrina/librería que alberga botellas, adornos, libros y un reloj que aconsejo mirar de vez en cuando, si no quieres quedarte a vivir allí. Porque aquí el tiempo vuela como por ensalmo.








Nos acomodan en una mesa redonda al fondo del local. Perfecta para dos amigas que hoy comparten confidencias y charla más que trascendente. Nos encanta la vajilla. También aquí vuelven a sorprenderme con platos y vasos desparejados combinados con tan buen gusto que todo resulta armonioso y original.



En Elektra nos vamos a encontrar con una propuesta diferente. ¿Cuántas veces nos ocurre que al tener amigos veganos o vegetarianos nos cuesta encontrar un restaurante donde poder cenar o comer sin que ninguno tenga que renunciar a sus gustos? Bien, pues aquí vas a encontrar una carta de comida fundamentalmente saludable, en su mayoría para veganos y vegetarianos, pero con la posibilidad de añadir otros ingredientes que permitan, a los que no somos forofos de esta opción, compartir velada sin problemas.



Existe la posibilidad de comer de carta o de menú. Hay dos opciones. Uno por 14 euros que comprende un entrante, un plato principal y un postre y bebida. También la posibilidad de medio menú para los que comemos poco.

Nosotras tomamos un exquisito salmorejo acompañado de berenjena. De segundo, una especie de pastel de bacalao desmigado que estaba exquisito y de postre una copa de fresas. Después como cortesía de la casa nos sirvieron un delicioso digestivo.

Obviamente tenemos que volver para probar el resto de la apetecible carta; Ensalada de judía verde de Kenia, Tagliatelle de calabacín, el Risoto Thai o sus tomates amarillos rellenos de escalibada y stracciatella son algunas de las apetecibles propuestas que hacen de este restaurante un sitio al que volver con frecuencia.
Para los carnívoros como yo existe la hamburguesa de buey, con carne proveniente de la "Finca Jiménez Barbero", o la milanesa de pollo de corral entre otras posibilidades.


Todos sus postres son caseros. Otro punto a su favor. Y por si esto fuera poco, abren todo el día ininterrumpidamente. Puedes pasarte para probar un delicioso desayuno, en el que deleitarse con su muesli preparado por ellos mismos o la codiciada tarta de mandarina. Un café a media tarde con un dulce o uno de sus batidos o zumos preparados en el momento charlando en el rincón del sofá en buena compañía. El paraíso.





El local tiene varios ambientes. Una zona con banquetas altas y barra junto al ventanal, la zona del sofá para cafés, la mesa comunal para grupos y en la planta inferior un pequeño saloncito.




Por si todo esto os parecía poco, dos detalles más a tener en cuenta:
Los fines de semana podéis disfrutar de su brunch y … ¡cómo no hacer mención a uno de los apartados en los que más me fijo cuando acudo a un restaurante! El baño.

También aquí obtiene la nota máxima. Un papel pintado de color caldero con delicados pelícanos de fondo, servilletas, jarrones de cristal con flores, un amplio espejo y todo ello dentro de un espacio cuidado y limpio.






En resumen, lugar precioso para dejarse caer a cualquier hora del día, comida rica y espléndida atención del personal.


Merecía una entrada en mi callejón.

miércoles, 8 de febrero de 2017

RESEÑA DEL RESTAURANTE "EL GATO CANALLA"


RESTAURANTE EL GATO CANALLA
Calle Silva, 6
Madrid
Teléfono: 91 200 85 85


“Canalla define a todos aquellos irreverentes y provocadores que no siguen el camino preestablecido”.






Es lo primero que te encuentras cuando accedes  a la página web de lugar. Y sólo con eso, ya me encandila.

Mi último descubrimiento en Madrid no podía llamarse de un modo más apropiado para formar parte de la ruta de mi callejón y no exclusivamente por el nombre, sino por esa palabra que encaja tan acertadamente con mi idiosincrasia.





Ubicado en la primera planta del Hotel Índigo, enseguida entiendes la razón de llamarse así. Gato, en referencia a los madrileños y canalla, me explica una de las amabilísimas camareras, por la calle en la que está situado. Pero hay detalles que hablan de otras razones, tal vez más poderosas. La presencia del gato, en esta ocasión me refiero al animal, está presente por todo el local. Desde un enorme cuadro en la entrada hasta deliciosos detalles desperdigados, que podéis ver en las fotos, que agradan pero sin agobiar.




La parte canalla se refleja en la comida, pero de ella os hablo un poco más adelante.

Un local pequeño con tan sólo 20 mesas,  extremadamente elegante, de estilo vanguardista pero conservando ese aire minimalista que yo aprecio especialmente. Tan sólo cinco mesas están situadas al lado del enorme ventanal que da a la calle y nosotros ocupamos una de ellas. El día es frío y lluvioso y estamos en plena Gran Vía con el tráfico denso y endiablado propio de esta zona madrileña, sin embargo ni la humedad, ni el frío, ni el ruido se cuelan por una sola rendija. El aislamiento es perfecto y se agradece muchísimo.


Música de fondo suave y al volumen adecuado para charlar teniéndola de compañera agradable pero silente y mobiliario cómodo, con sillas en dorado y negro.


Al fondo un detalle que me llama la atención; un office abierto con copas, un cubo con cervezas, cubertería, vajilla y un gato rojo presidiendo el espacio. Un conjunto delicioso de principio a fin, que aporta calidez y un cierto aire doméstico que relaja aun más el ambiente, haciéndote sentir como en casa.








La propuesta gastronómica que ofrecen parte de una carta tradicional pero con un giro canalla que os va a enloquecer.

Nosotros comemos un menú compuesto por unos entrantes, un segundo a elegir entre 4 platos y postre.

En los entrantes nos deleitan con un surtido de croquetas; de jamón ibérico, crema de boletus y carabinero que están para quitar el sentido. Una cazuelita con lo que ellos denominan “El huevo de oro” que  es un delicia compuesta de crema de boletus y trufa con un huevo de corral que tú mismo mezclas y puedes saborear bien como una crema caliente o acompañado de foccacia. 

Y para terminar con los entrantes “De Burgos a Madrid”, termina por convencerme de que no será la última vez que pase por aquí. Un exquisito rulo de morcilla de Burgos sobre una base de pimientos y queso de cabra fundido.

De segundo plato mi acompañante de decanta por el “Toro borracho de chocolate”, unas albóndigas de rabo de toro en jugo de chocolate acompañadas de gnocchi fritos y yo, como no podía ser de otra manera, me inclino sin ninguna duda por la Pizza Canalla.










Todo exquisito, delicioso y servido por un personal amable y competente, pendiente del comensal en todo momento.

A estas alturas a mí no me cabe nada más en el cuerpo, pero ¡como resistirse a la estrella de la casa!

“La torrija de la abuela Paca”, una absoluta exquisitez elaborada con panettone caliente y acompañada de helado mascarpone con higos. ¡Aluflipante! Sólo por la torrija ya merece la pena la visita.




¿Creíais que ya había terminado? No, ni hablar. Porque me queda hablaros de la joya del lugar. En la planta 12 del edificio nos espera un refugio paradisiaco para esos días en los que Madrid empieza a renacer de nuevo con días largos y sol que calienta tras un invierno demoledor. Un espacio con vistas espectaculares de la  capital, tumbonas, cojines, mesas altas y taburetes donde poder disfrutar de  un batido, un cóctel o un mojito.















Unas escaleras conducen a una diminuta pero preciosa piscina que abren en la época estival. Y si lo preferís, en la planta 11 tenéis el bar para los meses invernales, decorado con el mismo gusto que el resto, donde poder relajarse, conversar y dejarse llevar por un lugar que a mí me ha enamorado.

Recomendable al cien por cien.