A menudo tengo la misma discusión con una persona de mi círculo más
íntimo, al que le encanta siempre quedar bien en todas las ocasiones y con todo
el mundo.
¿Dónde está la delgada frontera que separa el ser políticamente correcto (él lo denomina "ser diplomático) con la hipocresía? Porque para mí no existe.
¿Dónde está la delgada frontera que separa el ser políticamente correcto (él lo denomina "ser diplomático) con la hipocresía? Porque para mí no existe.
Cada día me siento más alejada de ese tipo de personas que quieren nadar
y guardar la ropa, que nunca se posicionan ante
cualquier situación, sea esta banal o trascendental, que no tienen la valentía
de decirte a la cara lo que sienten, que se relacionan con otros movidos por
intereses de lo más variados...
La sinceridad requiere mucho valor, y más en estos tiempos donde todo funciona de cara a la galería. Y los valientes somos una raza casi extinta.
A cambio perdemos a mucha gente por el camino,
se nos limita y etiqueta, las oportunidades para nosotros merman de manera
notable y somos considerados como rebeldes y refractarios.
Por eso cada vez más a menudo, tiendo de manera
natural a relacionarme con gente que es como yo.
Pero es que tú eres muy valiente, querida Susana. Bravo, brava.
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