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martes, 8 de diciembre de 2015

CUATRO SITIOS EN MADRID EN LOS QUE PODER COMER UN EXQUISITO BOCATA DE CALAMARES

LOS MEJORES BOCATAS DE CALAMARES

El tradicional bocadillo de calamares es un clásico en Madrid. Para todos los que visitan la capital supone una parada imprescindible.
Los calamares pueden hacerse enharinados o rebozados. A la romana o en tempura. Cortados en trozos pequeños, tiras o anillas. Y el pan puede ser ancho o estrecho, baguette, hogaza, chapata. Pueden ir acompañados de ali oli, limón o mayonesa, pero lo que no puede faltar nunca es una cerveza bien fresquita para acompañar.

EL BRILLANTE – GLORIETA DE EMPERADOR CARLOS V

¿Quién no se ha comido un bocata de calamares en este mítico local madrileño? Abierto desde 1952 es conocido por todos los madrileños. Muy cerca de la Estación de Atocha, lo que convierte al lugar en una parada obligada para todos los viajeros que van o vienen.

En sus ventanas reza la frase “El Brillante, famoso por sus bocadillos de calamares”. El local no es elegante. El típico bareto de toda la vida que hasta te puede resultar un pelín antiguo, algo que para otros puede resultar encantador. 
¡ Y qué decir de los camareros ! Bastante secos y casi siempre, desbordados teniendo en cuenta que sirven más de mil bocadillos diariamente.

Tienen diferentes panes que cuecen ellos mismos y distintos tipos de bocadillos. Y en cuanto a los calamares  fama de hacerlos tiernos y crujientes.
Los bocatas son enormes, así que cuidado con no pedir nada más para los que sean de poco comer.


Los precios no son baratos: Un bocata ronda los 7 euros. Pero es que la fama es lo que tiene. Aun así, merece la pena. Así que señores, pasen hasta la cocina.



CASA RUA – CALLE CIUDAD RODRIGO, 3

Atravesando el arco que lleva de La Plaza Mayor al mercado de San Miguel nos topamos con este local de dos plantas, cuyos calamares, dicen, no tiene nada que envidiar a los de El Brillante.

El pan es crujiente y lo rellenan generosamente de calamares a los que les han extraído la grasa sobrante.

Por apenas 3 euros te tomas un bocata exquisito, eso sí, de pie y pegados al resto de los comensales, porque este bar siempre está lleno y en fines de semana, es casi imposible entrar ni a codazos y debes soportar largas colas. 

Sus patatas bravas también tienen fama y todo su pescado frito, exquisito.



BAR EL RESPIRO – CALLE INFANTAS, 34

Nos alejamos un poco de la Plaza Mayor y llegamos hasta Chueca, en donde nos encontramos con este bar. Estar situado justo al lado del famoso El Tigre tiene su ventaja. Éste último siempre  está atestado de gente al gozar de mucha fama, así que la gente opta por caminar unos pocos pasos y adentrarse en este otro que además hace honor a su nombre. Mucho más tranquilo y más asequible de precio.

Aquí tenemos suerte, porque tanto el dueño como los camareros son simpáticos y atentos, un detalle a tener muy en cuenta.

Con cada ronda de bebida te plantan unas tapas de impresión: alitas, bravas, arroz, pimientos con salchichas… todo exquisito, pero yo me quedo con el bocata de calamares. 
De tamaño generoso y con un precio de unos 5 euros y la caña en torno a 1, 70 euros.


BAR LOS BOCADILLOS – CALLE MARQUÉS DE URQUIJO, 1

Otro de los clásicos en Madrid. Porque yo me pregunto quién no ha paseado por esta corta calle madrileña y no se ha parado o entrado, en este bar de toda la vida, donde, en teoría, solo dan bocadillos.

Su aspecto es el de un bar de barrio sin más pretensiones, pero este tipo de lugares suelen esconder su encanto precisamente en la manera tradicional de cocinar.
Todos los bocadillos están exquisitos, pero el de calamares se lleva la palma.  Un enorme bocata de pan ancho en el que meten hasta ocho anillas.

Los camareros, muy castizos, cuando les pides un bocata de tortilla, gritan a la cocina “ bocata de españolaaaaaa “

Dependiendo de la hora, la bebida es gratis.  Los camareros, encantadores y los precios a prueba de crisis. 

El bocata con un precio medio de 3 euros. Y  con mucha menos aglomeración de gente que en La Plaza Mayor.