LOS MEJORES BOCATAS DE CALAMARES
El tradicional bocadillo de calamares es un clásico en Madrid.
Para todos los que visitan la capital supone una parada imprescindible.
Los calamares pueden hacerse enharinados o rebozados. A la
romana o en tempura. Cortados en trozos pequeños, tiras o anillas. Y el pan
puede ser ancho o estrecho, baguette, hogaza, chapata. Pueden ir acompañados de
ali oli, limón o mayonesa, pero lo que no puede faltar nunca es una cerveza bien
fresquita para acompañar.
EL BRILLANTE – GLORIETA DE EMPERADOR CARLOS V
¿Quién no se ha comido un
bocata de calamares en este mítico local madrileño? Abierto desde 1952 es
conocido por todos los madrileños. Muy cerca de la Estación de Atocha, lo que convierte al lugar en una parada obligada para todos los viajeros que van o vienen.
En sus ventanas reza la
frase “El Brillante, famoso por sus bocadillos de calamares”. El local no es elegante. El típico bareto de toda la vida que hasta te puede resultar un pelín
antiguo, algo que para otros puede resultar encantador.
¡ Y qué decir de los
camareros ! Bastante secos y casi siempre, desbordados teniendo en cuenta que
sirven más de mil bocadillos diariamente.
Tienen diferentes panes que
cuecen ellos mismos y distintos tipos de bocadillos. Y en cuanto a los
calamares fama de hacerlos tiernos y
crujientes.
Los bocatas son enormes, así
que cuidado con no pedir nada más para los que sean de poco comer.
Los precios no son baratos:
Un bocata ronda los 7 euros. Pero es que la fama es lo que tiene. Aun así,
merece la pena. Así que señores, pasen hasta la cocina.
CASA RUA – CALLE CIUDAD RODRIGO, 3
Atravesando el arco que
lleva de La Plaza Mayor al mercado de San Miguel nos topamos con este local de
dos plantas, cuyos calamares, dicen, no tiene nada que envidiar a los de El
Brillante.
El pan es crujiente y lo
rellenan generosamente de calamares a los que les han extraído la grasa
sobrante.
Por apenas 3 euros te tomas
un bocata exquisito, eso sí, de pie y pegados al resto de los comensales,
porque este bar siempre está lleno y en fines de semana, es casi imposible
entrar ni a codazos y debes soportar largas colas.
Sus patatas bravas también
tienen fama y todo su pescado frito, exquisito.
BAR EL RESPIRO – CALLE INFANTAS, 34
Nos alejamos un poco de la
Plaza Mayor y llegamos hasta Chueca, en donde nos encontramos con este bar.
Estar situado justo al lado del famoso El Tigre tiene su ventaja. Éste último
siempre está atestado de gente al gozar
de mucha fama, así que la gente opta por caminar unos pocos pasos y adentrarse
en este otro que además hace honor a su nombre. Mucho más tranquilo y más
asequible de precio.
Aquí tenemos suerte, porque
tanto el dueño como los camareros son simpáticos y atentos, un detalle a tener
muy en cuenta.
Con cada ronda de bebida te
plantan unas tapas de impresión: alitas, bravas, arroz, pimientos con
salchichas… todo exquisito, pero yo me quedo con el bocata de calamares.
De
tamaño generoso y con un precio de unos 5 euros y la caña en torno a 1, 70
euros.
BAR LOS BOCADILLOS – CALLE MARQUÉS DE URQUIJO, 1
Otro de los clásicos en
Madrid. Porque yo me pregunto quién no ha paseado por esta corta calle
madrileña y no se ha parado o entrado, en este bar de toda la vida, donde, en
teoría, solo dan bocadillos.
Su aspecto es el de un bar de barrio sin más pretensiones, pero
este tipo de lugares suelen esconder su encanto precisamente en la manera
tradicional de cocinar.
Todos los bocadillos están
exquisitos, pero el de calamares se lleva la palma. Un enorme bocata de pan ancho en el que meten
hasta ocho anillas.
Los camareros, muy castizos,
cuando les pides un bocata de tortilla, gritan a la cocina “ bocata de españolaaaaaa
“
Dependiendo de la hora, la
bebida es gratis. Los camareros,
encantadores y los precios a prueba de crisis.
El bocata con un precio medio de
3 euros. Y con mucha menos aglomeración
de gente que en La Plaza Mayor.
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