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martes, 16 de julio de 2019

Miguel de los Santos: «Cuando me di cuenta de la mafia que se cocía en la trastienda del mundo discográfico, ya era tarde para denunciarlo»


20 PREGUNTAS CANALLAS Y UNA CANCIÓN 

DESESPERADA 

Entrevista a Miguel de los Santos
por Susana Cañil

Me cita en su empresa, ubicada en la emblemática Gran Vía madrileña, a las 11,30 de la mañana. Un espacio situado en la octava planta de un edificio cualquiera con vistas espectaculares al Madrid más canalla, ecléctico y provocador.

Desde los amplios ventanales de su despacho te sientes poderoso y puedes, por un momento, tutear a ese cielo capitalino, tan genuino. El mismo con el que los madrileños soñamos en afincarnos de forma permanente, en un viaje directo desde el asfalto y sin escalas intermedias; eso sí, cuando nos llegue la hora. 




No me sorprende la estética de su espacio de trabajo; sobrio, elegante, ordenado y sencillo, muy acorde con la persona que lo habita. Sin adornos superfluos o elementos que incomoden o distraigan. Una rápida ojeada y algo me llama la atención; o más que algo, la ausencia de ese algo. Escudriño cada rincón minuciosamente, pero no lo encuentro. No está. Creo que luego le preguntaré por ello.







Miguel es un hombre alto, de mirada sagaz, sin un ápice de grasa y distinguido. El próximo 30 de julio cumplirá 83 años y al verle uno imagina que, en alguno de sus viajes a parajes recónditos por esas tierras americanas, algún chamán con poderes ocultos le inoculó una pócima que impide su envejecimiento. Me recibe cariñoso y cercano y mientras sale a pedirle a su secretaria que nos traiga unas botellas de agua, yo aprovecho para curiosear y tomar fotos.

Siempre me ha parecido que hay dos cosas que hablan de las personas; cómo luzca su espacio de trabajo y su forma de vestir. Respecto al primer punto, en él abundan las fotos familiares. Todo un mueble en el que se apoyan números marcos con retratos de personas de su núcleo familiar. En las paredes sus títulos, momentos profesionales y premios primorosamente enmarcados. En cuanto a lo segundo, está dotado de una elegancia inherente, de esa que viene de serie, que él potencia con un estilo impecable en su vestimenta y en sus maneras.












La trayectoria de Miguel de los Santos es de sobra conocida. Un legendario del periodismo que inició su andadura en las ondas a mediados de los años 50 con programas como Fórmula 45,  Hoy es domingo, Vacaciones en España o Los 40 principales. También cosechó éxitos memorables en la pequeña pantalla con espacios como Voces de oro, La gran ocasión, Retrato en Vivo, Mundo noche, Viento, madera y barro, Con otro acento… Periodista, escritor, empresario, creador de formatos, descubridor de talentos musicales, comentarista del Festival de Eurovisión, reportero, viajero incansable y hombre familiar. Se describe como honesto y visceral. Esto último me llama la atención pues, en principio, para nada lo aparenta. A medida que avance la entrevista, comprobaré que no miente por sus respuestas rápidas, sin pensar, esas que emergen directamente de la fábrica del corazón y se cuecen en el puchero de las entrañas. Porque…¿hay algo más veraz que un impulso?





1.-  Una sola palabra que defina para usted lo que es la radio.

«Magia».

2.-  Cuando a uno le describen como historia viva de la radio, significa que acumula cumpleaños en el almanaque y experiencia en la mochila, pero… ¿cómo le sienta a Miguel de los Santos cumplir años?

« ¡Divinamente! Si no los cumpliera, entonces sí que me sentaría mal. Mira, te voy a confesar algo muy familiar. Cuando cumplí los 70  prohibí a mis hijos y a mi mujer que me felicitaran porque me sentaba fatal. Cuando rebasé esa cifra reflexioné y me dije a mí mismo que llegados a ese punto de la vida, ya qué más daba. Y en esas estoy».

3.-  Cree usted que todo está inventado en el mundo de la comunicación.

«Para nada. Después de todo lo que está aconteciendo con las redes sociales y el mundo digital, quién podría pensar que no se puede presentar otro “milagro” que lo supere…Si hace treinta años alguien me hubiera anticipado todo lo que iba a ocurrir en el ámbito de la comunicación global, me hubiera parecido una quimera. Esto puede ir todavía mucho más allá».

4.- Sé que es usted un gran lector. Dígame esos libros que todos guardamos a mano en nuestra biblioteca particular para releer tantas veces como nos pida el cuerpo o la mente.

«Especialmente toda la novelística de García Márquez, la colección de cuentos de Cortázar, encabezada por Rayuela, que no es un cuento pero me fascina, no tanto la historia que cuenta, sino la arquitectura que desarrolló para escribirla, y toda la primera etapa de Mario Vargas Llosa».

5. - Vivimos en un mundo cambiante donde cada década, cada año hace que nada se parezca a lo anterior, tanto en el mundo como en España. ¿Cree que ahora se cumple lo que anticipó el programa España innova  y estamos ahora a la vanguardia?

«Si no a la vanguardia, sí al menos en el grupo de cabeza, en ese que se disputa el título».





6.- La música fue su primer motor al llegar a la radio y durante años su opinión fue muy valorada. Me gustaría hablar de esa relación entre discográficas y medios. ¿Era tan problemática como se comenta o por el contrario había empatía  con los jefes de promoción?

«Siempre fui un ingenuo y bastante tontorrón. He ido a lo mío que era la creación, desarrollar mis ideas dentro de esta profesión tan fascinante de la comunicación y del periodismo. Cuando me di cuenta de todo lo que se cocía en la trastienda del mundo discográfico, ya era demasiado tarde para denunciarlo porque yo ya estaba fuera de todo aquello. Con el tiempo sí confirmé que había una mafia discográfica en España en la que estaba pringado un gran porcentaje de la gente que formaba parte de ella, incluso con el beneplácito de las propias empresas. La SER fue pionera en cobrar cánones, a mi modo de ver ilegales, por colocar discos en los primeros puestos de Los 40 principales y otros programas similares. Desconozco si los gestores participaban o era algo puramente empresarial. Cuando la gente se jubila se suelta la lengua y algunos directores se jubilaron y entonces algunos amigos míos me contaron cosas que cuando estaba en activo no hubiera podido ni imaginarme. Incluso colegas míos, me consta que ponían la mano bajo cuerda».

En este punto le miro sorprendida. No por lo que cuenta, que a estas alturas de la película ya nada nos descoloca ni nos asombra en esta sociedad vulgar, pervertida y huérfana de valores, sino por el hecho de que me lo está contando en voz alta y con mi grabadora en funcionamiento encima de su mesa, como fiel testigo de cargo. Se lo  recuerdo y le digo que me está proporcionando un titular jugoso. Él  asiente, tranquilo y sonriente y a modo de respuesta me contesta algo que zanja cualquier duda:

«A mis años ya me puedo permitir cualquier cosa».

7.- Vivimos en la época de los talent show, espacios de televisión donde jóvenes que cantan participan en karaokes gigantes en pos de la fama. ¿Cómo han cambiado las cosas entre La gran ocasión y los programas actuales como La Voz?

«Fundamentalmente en lo que se refiere a la tecnología. Lo esencial en el hombre son las ideas y en el artista, lo que es capaz de transmitir. Los elementos que lo envuelvan pueden potenciar sustancialmente el hecho de la puesta en escena. Pero en el fondo yo creo, en mi humilde opinión, que la llamada Década prodigiosa, es irrepetible. Solistas y grupos con un catálogo tan extenso y de una calidad tan abrumadora como aquellos artistas, ni se dan ahora, ni se podrán dar jamás».

Pasa a darme un listado de nombres, grandes nombres de la música española y alguno de fuera, todos muy reconocidos que no reproduzco aquí porque son tantos que él teme haberse olvidado de alguno. Olvido que sería imperdonable, pues mantiene amistad cercana con muchos de ellos. Así que, echad mano de vuestra memoria y/o cultura musical y os saldrán muchos, muchísimos porque fue una época fecunda y memorable.

Yo pienso que ahora prima mucho más el continente que el contenido. ¿Está de acuerdo?

« ¡Absolutamente! Los medios técnicos son esenciales: iluminación, sonido, escenografía, coreografía…Mira voy a darte un dato. Cuando yo hacía el programa La gran ocasión disponía de la gran orquesta de RTVE, el Estudio 1 que era el mejor plató de Prado del Rey, el ballet de Gisa Geert y de una figura internacional que apadrinaba la nómina de los pretendientes a ganar el concurso. A nivel humano todo era excepcional, pero técnicamente era otra historia; no me podía mover por el plató con independencia, porque los focos de iluminación estaban marcados en el suelo y yo no podía salirme de allí. Todo eso te condicionaba y te creaba una sensación robótica y limitante. En cuanto al sonido ya ni hablamos. En una ocasión tuve de invitada a Vicky Leandros, la que fuera ganadora del Festival de Eurovisión, al terminar la entrevista, que era en una mesita baja con micrófono, me levanté y fui andando y hablando a la vez hacia otra parte del estudio. Se me olvidó coger el micro y, por supuesto, nada de lo que dije se escuchó. Como esa anécdota, tengo cientos. Pero volviendo a tu pregunta inicial hoy no prima la calidad ni el talento. Con una buena campaña promocional y los medios técnicos tan avanzados que hay hoy en día, cualquiera puede triunfar. Ejemplos tenemos muchos».

8.- ¿Qué queda de aquel joven que nació y se crió en Valdemoro?

«Mucho, queda mucho, afortunadamente. Porque si no hubiera sido ese joven que nació allí, tal vez hubiese sido uno de esos que pusieron la mano en esos tiempos de los que te hablaba antes. Queda la ingenuidad, queda esa pureza mental que una supervivencia posguerra  obliga a un chico de pueblo, que para más señas era el hijo del secretario del ayuntamiento, a mantener la compostura en las formas, tantos en las exteriores como en las interiores. Yo era un chico de aquella burguesía que heredaba la gabardina de su tío para ir a los guateques a bailar con las chicas. Y de ahí nace la novela que acabo de publicar, donde se refleja ese mundo y dentro de los múltiples personajes que propongo, hay mucho de aquel chico de Valdemoro».





¿Y su amor por el cine también viene de allí? 

«Sí, mi padre para sobrevivir, antes  de la guerra, tuvo casi una docena de cines repartidos entre Madrid y Toledo. La guerra se lo llevó todo por delante, los cines y su plaza en un ayuntamiento de primera. Tuvo que conformarse con uno de tercera como el de Valdemoro. Los republicanos le tacharon de facha, los nacionales de republicano y de rojo, con lo que se quedó entre dos aguas. Y como era mucho más tibio que yo, que no lo soy en absoluto, pues se conformó con lo que había. Eso nos enseñó mucho para transitar por la vida. Pero lejos de quejarme, considero que ha sido una experiencia importante para todo lo que después he vivido».

9.-  ¿A quién conoce usted que debería entrevistar yo?

Cara de sorpresa, piensa unos segundos y rápidamente lo tiene claro.

«Yo te diría, porque le adoro como persona, como amigo y como profesional, a Luis del Val. Es un genio que todavía no está reconocido como tal. Te recomiendo encarecidamente su último libro».

Se levanta de la mesa y va hacia su escritorio, atrapa su teléfono móvil y marca el número de Luis del Val al que le habla de mí y de su interés en que le entreviste para mi blog. Por supuesto, yo estoy agradecida y encantada. Siempre he sentido fascinación por los hombres armados intelectualmente y hoy estoy de suerte; voy a entrevistar a dos. Le doy las gracias por el detalle y la rapidez de su respuesta y volvemos a retomar la entrevista. Pero en ese ínterin, aprovecho para preguntarle eso que me llamó la atención al llegar.

¿Usted no tiene ordenador?

«Sí y no. Yo escribo a máquina. De hecho, todo lo escribo a máquina. No solo la novela que acabo de publicar (600 páginas), sino todo lo demás. Se lo doy a mi secretaria y ella lo transcribe al ordenador».

¡Esa pobre mujer tiene ganado el cielo!, le digo cediendo a mi impulsividad. Él se ríe y la llama al despacho para que traiga su último artículo publicado. Efectivamente aparece ella con el original escrito en la máquina de escribir y los posteriores borradores, con tachones y cambios, que a su vez ella debe ir incorporando. De repente tengo la sensación de haber retrocedido en el tiempo y ese despacho se me antoja anacrónico y sumamente romántico cuando él saca de algún lugar que desconozco una preciosa Olivetti Lettera 35.

«Únicamente utilizo el ordenador para correos electrónicos. El resto, en esta joya».

10.-  Aunque no es su primera incursión en el mundo literario, acaba usted de publicar su primera novela, El fabuloso mundo de Mateo Benavides. ¿Cómo surge la idea de embarcarse en esta aventura?

«No surge, era un compromiso que tenía conmigo mismo desde hacía mucho tiempo. Yo creo que hoy disfrutamos de un estado de bienestar, una sociedad confortable, amable, con un cierto dispendio, estamos inscritos en el primer mundo que tantas cosas buenas tiene, pero en el que se han perdido muchos valores de capital importancia. El libro podría definirse como la biografía de un personaje utópico en un pueblo utópico, todo imaginario, pero al ser un hombre al que le queda poco tiempo de vida, como es mi caso por una cuestión generacional, no quiere irse de este mundo sin poner en valor cosas que nos hemos dejado en el camino y que finalmente es el rédito que toda sociedad paga a cambio del progreso».

En el libro se respira una atmósfera de la propia vida de Miguel de los Santos. Todos los escritores dejamos un cierto rastro, pistas sobre nuestra vida, me atrevería a aseverar que por esa cuota de vanidad que habita en cada uno de nosotros, en mayor o menor medida. Y por esa necesidad de trascender, de “asegurarse” que cuando te vayas, alguien en algún sitio te leerá y eso, inevitable y mágicamente, te convierte en eterno. Él divide la obra en dos partes claramente diferenciadas: el hemisferio norte y el hemisferio sur. La primera parte discurre por un mundo rural, en la España de la posguerra, de la transición, la llegada de la democracia. Y la segunda, es un recorrido por los 18 países de Iberoamérica que Miguel conoce tan a fondo.

11.- Un defecto y una virtud que sean su seña de identidad.

«Uff, me cuesta mucho hablar de mis posibles virtudes, pero te diría que soy una persona honesta. Y en cuanto al defecto, soy muy visceral».



"POR NADA DEL MUNDO VOLVERÍA A

RETRANSMITIR  EL FESTIVAL DE 

EUROVISIÓN"


12.- Cuéntame algo que no haya contado nunca de sus años como comentarista del Festival de Eurovisión.

«Pues  resumiendo es un trabajo de oficio. Algo que a veces los profesionales del medio tenemos que hacer. Un mal menor. Te voy a contar una anécdota. Llevaba yo ya hecha la primera etapa de mi vida profesional en televisión con programas como Retrato en vivo, Voces de oro, Especial pop, que fue el primer programa que hizo en España Valerio Lazarov…De repente se presentó la oportunidad que yo buscaba de ser reportero con el programa Con otro acento. Ahí descubrí la verdadera esencia de este oficio. Fue una etapa mágica en mi vida, dando muestras de un mundo que nadie conocía. A partir de ahí ya no dejé de dedicarme a la tele desde ese aspecto haciendo programas como Mundo noche, Viento, madera y barro y otros tantos. Toda la vida viajando con la cámara por esos mundos. Siempre hemos tenido en casa dos matrimonios amigos. Uno de ellos fue director general del sello discográfico Zafiro, Antonio Ortega. 

Una noche después de cenar, jugando en casa una partida de cartas con Antonio y su mujer, me cuenta que había vuelto un determinado personaje a la dirección de programas musicales de TVE y me sugiere que hable con él para volver a retransmitir el festival y yo le contesté: Por favor, Antonio, no me estropees la cena. Cuando uno se encuentra con lo que es el periodismo serio, real y, además, tiene cierta edad, ir a contar cómo es el vestidito de la representante de Luxemburgo o los berridos que está dando el cantante de Mónaco, es lo menos apetecible para un periodista que te puedas imaginar. Resumiendo: ni loco volvería a presentar un programa así. La vida de un profesional tiene etapas y estas son cosas que se hacen en acto de servicio, pero nada gratificantes».



"SOY MADRIDISTA, PERO POCOS

 SABEN HASTA QUÉ PUNTO"

13.- Usted me parece un hombre cordial, educado, elegante y me arriesgo a pensar que tradicional. Tiene aspecto de galán de cine, de hombre bueno y confiable. O eso, al menos, es lo que me dicta la intuición. Pero soy de las que opinan que todos llevamos un extravagante dentro. Dígame algo que haya hecho o dicho a lo largo de su vida que esté en las antípodas del perfil que le define.

«Precisamente todas las extravagancias que he hecho en mi vida, son las que no te puedo contar». (Risas generales de los cuatro que estamos allí)

«Posiblemente si te cuento alguna, creo que me costaría hasta el divorcio».

Yo le insisto, claro. Mi obligación como entrevistadora es arrancarle la información, pero siempre preservando la dignidad; la suya y la mía. Le insto a que me cuente algo raro, insólito, algo que no haya confesado nunca, sin que le cueste un cisma familiar. Al final me dice que me va a confesar una extravagancia que no va a molestar a nadie y que poca gente sabe. Obviamente yo le digo que eso no me interesa a mí ni a nadie, pero hace caso omiso de mi queja y comienza a contarnos.

«Tengo fama de madridista pero nadie sabe hasta qué punto. No sé si os acordáis de aquella copa de la Uefa que jugaba el Madrid en aquellos años en que dejó de jugar la Copa de Europa, era un torneo secundario. Jugaba un partido eliminatorio con un equipo inglés, que no recuerdo ahora, que perdieron en Londres por tres a cero y luego ganaron en el partido de vuelta por cuatro a cero con un gol de Santillana. Estamos hablando del año 1975 por lo que mi memoria puede jugarme malas pasadas con el número exacto de goles y demás detalles. En esa época yo andaba por esos mundos y ese partido de vuelta me pilló en un lugar tan recóndito y maravilloso como el archipiélago de San Blas que tiene 365 islas y que está en Panamá. Solo se puede acceder en avioneta. Yo había hecho una apuesta con unos amigos a que el Madrid remontaba. El día después de haberse jugado el partido, yo no sabía el resultado. Imagina que allí no había ni prensa, ni radio, ni teléfono. La comunicación era inexistente. Yo me alquilé por mi cuenta una avioneta y me fui de la isla a Panamá City,  allí tomé un taxi hasta la delegación de Iberia para consultar un periódico en el que pudiera informarme del resultado. Vi que había ganado. Tomé de nuevo el taxi y la avioneta y regresé a la isla dando saltos de alegría por la victoria de mi equipo. La gente se pensaba mucho el hacer ese viaje porque circulaba una leyenda que decía que de cada seis avionetas que salían, volvían cuatro. ¡Esa es una extravagancia, no me digas que no!».


Un gran cuadro con una foto enmarcada del estadio Santiago Bernabéu, preside su despacho.



Busca mi aprobación con la mirada, pero no comulgo. Y le digo que no, que yo eso no lo catalogo de extravagancia. No está dispuesto a más concesiones en esa pregunta, así que, paso a la siguiente.

14.- Último libro que ha leído.

«No te lo vas a creer. Acabo de releer, por tercera o cuarta vez, La Hojarasca. Por decirte el último, porque estoy leyendo uno, que todavía no lo he acabado, un libro maravilloso que me regaló mi hijo que sabe que soy un loco de las rarezas literarias, que es un libro de entrevistas a los grandes autores iberoamericanos realizadas por periodistas norteamericanos en los años 80, es decir en plena eclosión del realismo mágico. Ahí he descubierto cosas que no sabía y que me molesta no conocer. Por ejemplo, no sé si habéis leído algo de  un tal Bustos Domecq. Pues he descubierto en una entrevista que el tal Bustos no existe. Bajo este seudónimo firmaban conjuntamente, con el apellido de sus respectivos bisabuelos paternos, Borges y Bioy Casares una colección de relatos detectivescos. Una maravilla.».

15.- Comenzó en la radio a mediados de los cincuenta y vio el nacimiento de la radio musical con Raúl Matas y Tomás Martín Blanco. La música pop supuso el paso del blanco y negro al color para los jóvenes españoles y una seña de identidad tan importante como lo es hoy Instagram. ¿No cree que los jóvenes necesitan buscar esa identidad propia sin importar la época?


«Yo creo que el arte es arte más allá de la época en la que surja. Yo lo que recomiendo a todos los jóvenes de la música actual es que se den una vuelta por los orígenes. Yo mismo, que era el que incentivaba a los jóvenes de mi época a escuchar a aquella fabulosa década prodigiosa, soy el mismo que idolatra a artistas como Imperio de Triana, Machín, Concha Píquer, boleristas antiguos, Lorenzo González, Lucho Gatica… No hay que anclarse en una época porque siempre es consecuencia de otra».


Aquí hacemos un inciso para comentar el ridículo espectáculo vivido hace unas semanas en el programa La voz senior. En una de las audiciones a ciegas, ninguno de los cuatro entrenadores, instructores del programa (me niego a utilizar un absurdo término en inglés teniendo un maravilloso idioma como el español), David Bisbal, Pablo López, Antonio Orozco ni la infumable Paulina Rubio, fueron capaces de identificar la celebérrima y magistral Señora azul en la magnífica voz de José María Guzmán, dejando clara la incultura musical de una pandilla de catetos que se erigen como jueces y referentes musicales. Bochornoso es lo más tibio que se nos ocurre.


16.-  En 1961 había que escoger entre Paul Anka, el Dúo Dinámico y Elvis Presley. Si tuviera que elegir a tres personajes que hayan sido esenciales en su vida, ¿a quiénes elegiría?

«Esencial en mi vida, mi mujer. A partir de que nos casamos, aclaro. Antes, yo era un poco pirata. No estaba muy convencido de casarme con ella, ni con nadie. Es más, intenté cortar aquello porque lo de sentirme atado no iba conmigo. Luego rectifiqué y la verdad que ella ha sido primordial en mi vida y en mi carrera. Recuerdo cuando me embarqué en el proyecto de reportero por América con el programa Con otro acento. Iba a estar tres años fuera y mis hijos eran pequeños, lo que suponía que tendría que ser ella la que llevara el peso de la casa y la educación de los niños; jamás una queja. Muy al contrario, lo que yo hiciera o decidiera estaba siempre bien. Mientras yo andaba golfeando por esos mundos de dios…».

Nos reímos y le recuerdo, nuevamente, que esto graba.

«Ya, ya. Tenemos tantos años que ya no corro ningún peligro. Esta entrevista, en estos términos y con estas confesiones, hubiera sido impensable hace veinte años. Ahora ya está todo superado. A estas alturas ya no nos vamos a divorciar por asuntos del pasado».

«La segunda persona importante en mi vida te diría que Oscar Banegas, creador de los Chiripitifláuticos y la persona que me propuso para el programa Con otro acento. Por entonces teníamos una situación económica muy justa, estábamos pagando la casa, había  otros muchos compromisos y cuando me quise dar cuenta había firmado un contrato ruinoso. Yo cobraba 50.000 pesetas por programa, pero no tuve en cuenta  que tardábamos un mes en hacer el documental y yo ganaba cuatro veces más aquí en España y dejaba todo para poner en marcha aquello. Tras el primer programa, pedí  árnica porque mi familia no podía vivir. Entonces me encargaron crónicas adicionales y también una serie, que fue pionera y que venía a ser lo que ahora hacen todas las cadenas tipo  Españoles por el mundo, Andaluces por el mundo, Ciclistas por el mundo…(risas). Con aquello pude mantener a mi familia y de alguna manera solventar el dislate económico que había provocado sin darme cuenta».

«Y la tercera persona mi padre, sin duda. Lo que pasa es que mi padre era una bellísima persona, demasiado buena. Yo tengo otro carácter, más en la línea de mi madre con peor uva, pero más disimulada. Él quería que yo fuera arquitecto y tuve que hacer periodismo por la puerta de atrás. Cuando aprobé el ingreso me presenté en casa y lo dije. Salimos tarifando, pero después lo aceptó y me apoyó en todo. Era un santo, haciendo honor a su apellido».


"TUVE MUCHAS TENTACIONES PARA 

IRME DE CASA"

17.-  Es una persona muy familiar, alguien que disfruta de la compañía y del contacto con los suyos.  El modelo de familia ha cambiado radicalmente. ¿Con el peso de la madurez, se ve usted cómodo con todas las innovaciones sociales que han llegado para quedarse?

«Hombre, yo ahora mismo agradezco haber superado todas las tentaciones que tuve para irme de casa. A lo largo de la vida y sobre todo cuando tienes una profesión no solo libertina, sino tan libertaria como es esta, te planteas de todo. Conoces mujeres hermosas por el mundo y si tienes fama y pasas mucho tiempo fuera, hay muchos estímulos que pueden hacerte perder la cabeza. Por fortuna superé todas esas tentaciones y hoy lo agradezco. En cuanto a los diversos modelos de familia que hay ahora, siempre he tenido la mente abierta, muy progresista y por delante de mi tiempo. Cada uno es dueño de su destino y al final todos vamos a rendir cuentas de la misma manera. Hay que beberse la vida, disfrutar de cada instante, sacar todo el jugo posible».

18.- No podría vivir sin…
«Ahora mismo sin mi mujer». (En este instante yo muero de envidia. Que un hombre diga eso de ti, suena a música celestial. Lo digo en voz alta y entonces él me aclara la respuesta, rompiendo un poco la magia).

«Bueno, pero esto te lo digo ahora. Si me lo preguntas hace veinte o treinta años, no te hubiera contestado lo mismo».



"TE VOY A CONFESAR ALGO: LA

MÚSICA NUNCA ME INTERESÓ LO 

MÁS MÍNIMO"



19.- Qué música escucha en sus momentos privados por placer. ¿Sigue escuchando a sus viejos ídolos, a aquellos artistas con los que compartió estudio o está al tanto de las novedades actuales?

«Las novedades han dejado de interesarme. Mira te voy a confesar algo que probablemente sorprenderá a la gente que lea esta entrevista: la música, en general, siempre me ha importado más bien poco. Exceptuando la ópera y la música clásica, el folclore y Serrat, no escucho nada más. Simplemente, no me interesa, nunca me interesó».

20.- Hay personas que se retiran de la vida y otras que la vida las retira a ellas. ¿A qué grupo pertenece usted?

«A mí me tendrá que retirar ella. Yo estoy encantado de estar por aquí». 

1.- Una canción a la que vuelve una y otra vez, por el motivo que sea. Esa que podría ser su epitafio, la banda sonora de su vida o su plan B.

«Te va a chocar, pues después de hablar de música clásica y ópera, esto que te voy a confesar no encaja mucho, pero me gustaría morir escuchando una canción que por muchos motivos fue importante, por todo lo que representa para mí. Y es una canción de Roberto Carlos, que se llama La distancia.


No le pregunto la razón; la letra de esa maravillosa canción creo que lo explica todo.
Acabamos la entrevista, pero apago la grabadora y seguimos ahí un rato largo  más sin ganas de despedirnos. Me regala su libro dedicado y yo, tonta de mí, no he traído los míos para correponderle. A veces, esos olvidos me regalan excusas perfectas para volver a ver a gente interesante. Es el caso.

Gracias, Miguel, por una charla tan enriquecedora. Nos vemos muy pronto.



Entrevista realizada por Susana Cañil
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