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jueves, 25 de junio de 2015

ATREVERSE O NO

Hay ocasiones en la vida, muy escasas, en las que un “te quiero” no es suficiente para abarcar todo lo que deseas transmitir con esas dos palabras. ¿Cómo pronunciarlo evitando que parezca perecedero, transitorio, barato, imperfecto y manido?

Vestirlo de alta costura, con el traje de la pasión y un broche de delirio,  para hacerlo desfilar, por primera y única vez, ante el  mundo el entero, pero para un único espectador. 
Despojarlo de pereza y rutina, de costumbre y cotidianidad. De reticencia y sigilo.
¿De qué gesto, abrazo, beso, mirada o caricia podemos echar mano para reforzar esa sensación y  que el otro entienda que lo  que te hace sentir es como una estampida de ñus en el Serengueti?
Hasta un  “te amo”, que puede sonar  un poco caduco, aunque sin duda, se sitúa en un escalafón superior, se queda  entrampado, lejano y deudor ante la inmensidad de lo que sientes.  Inexplicable, irracional, devastador…. Imparable.
A veces un “te quiero” cambia una vida entera, sin modificar una coma de lo que eres.

Hay días en los que querrías tapizar con su nombre cada pared, cada esquina, cada rincón de la ciudad. Que cada paso que diera, fuera la prueba irrefutable de ese sentir. Convertirle en cómplice de tus excesos y tus desenfrenos.
A veces solo es necesaria una nota para crear toda una sinfonía. O una sola letra para hilvanar recuerdos evocadores.

Carolina está pensando en esto mientras termina de arreglarse para ir a trabajar. Hoy en un gesto inusual, escribe deprisa todos estos pensamientos en un papel. Desea que él lo lea.  Antes de irse, se queda un rato contemplándole desde  el quicio de la puerta. Su marido aún duerme.

Cuando llega a la oficina, desliza la nota debajo del teclado del ordenador de Oscar.

La vida, tal vez, empiece hoy.



4 comentarios:

  1. También hay un “te quiero” que suena a despedida, a los cristales rotos del jarrón donde habitan las flores del pasado, a las letanías del entierro de ese amigo que nunca tuviste, al último deseo del condenado o a la guitarra desafinada del músico que toca en un pasillo del Metro que ya no frecuentas…

    https://www.youtube.com/watch?v=lBPr7Uio1Tc

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    1. Precioso tu comentario. Me encanta!

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    2. Guau, me encanta como escribís, me quito el sombreo, precioso.

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  2. ¡Precioso!
    ¿Para qué comentar más?

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