EL COLOR ROJO
Hasta hace tres años yo no tenía
una sola prenda roja en el armario. Lo confieso. Yo veía a mi amiga Virginia,
que casi siempre viste de rojo, y me encantaba. Ella, tan alta, morena, con ese pelo corto a lo “garçon” que sólo
alguien con mucho estilo puede defender y ese aire afrancesado que se gasta…¡Es
que a ella todo le queda bien! Pero yo no me veía con ese tono.
Hasta que un día mi amiga me
regaló algo rojo por mi cumpleaños y me animó a que probara. Y me gustó. Esas
mismas navidades me compré un vestido rojo sangre, el mismo que ilustra esta
entrada y que se convirtió, sin quererlo ni esperarlo, en mi prenda de la
suerte y en mi vestido fetiche.
A partir de ahí comencé a
experimentar con ese tono, pero con calma y sin abusar de él. Y volví a elegirlo
para la presentación de mi libro, animada de nuevo por mi sirena.
El rojo es un color de por sí muy
llamativo. Es decir, si te decantas por él vas a llamar la atención allí donde
vayas. Y la frontera entre resultar elegante
o chabacana es muy frágil si no sabemos mezclar y defender esta tonalidad con soltura.
Reconozco que es la prueba de fuego de cualquier mujer. Hay que tener mucho
porte y poderío y en especial, mucha confianza en una misma.
Existen reglas muy básicas, de sentido
común, para vestir de escarlata.
1.- Elige líneas depuradas y
minimalistas y tejidos de cierta calidad, que tengan cuerpo y caída. Lana fría,
tafetán, seda salvaje, piqué, terciopelo….dependiendo de la ocasión. Si es un
vestido, por ejemplo, que sea liso, sin adornos, sin flores, sin
brillos. Huye del punto, el
tejido vaquero y el stretch de algodón.
2.- Nada de escotes pronunciados
ni minifaldas. Tampoco ir embutida como una salchicha por muy buen cuerpo que
tengas. Directamente pasarías a la tribu de las “chonis” sin clemencia.
3.- Ninguna joya o las mínimas.
Eso de volcar el joyero encima de tu cuerpo y parecer un árbol de Navidad, no.
Cómo máximo unos pendientes y un reloj y todo muy discreto y de pequeño tamaño.
Olvídate de pulseras (mucho menos eso de llevar cuatro o cinco en una muñeca.
Simplemente, espantoso).
4.- Ojo con los
complementos. El rojo armoniza bien con
negro o con “nude”. Y punto. Y si es
para algún acontecimiento especial, con plata. Todas las demás combinaciones arruinarán
sin remedio el efecto final.
5.- Uñas impecables tan sólo con brillo y
maquillaje discreto. Aunque estas dos últimas cuestiones son una regla básica,
vistas de rojo o de cualquier otro color.
6.- Si quieres vestir de rojo,
pero no te atreves de golpe, comienza por incorporar pequeños guiños en forma
de accesorios: un pañuelo, un cinturón, un bolso o unos zapatos. Y si el efecto
te convence, puedes dar un paso más. Mejor con una parte de abajo. Una
falda o un pantalón combinados con
prendas sencillas y de colores neutros para no recargar.
Y recuerda, la regla básica para
vestir bien es MENOS ES MÁS. Nunca añadir, siempre quitar. Que ya lo decía la
gran Coco.
No me lo puedo creer, mi querida Su. Pero si estás hecha para el rojo
ResponderEliminarLlego tarde a casi todo, mi querido Javier.
EliminarUn beso.
Me gustan tus comentarios sobre el rojo,el caso es que es mi color favorito y claro como siempre tienes toda la razón,lo sencillo es lo más elegante.
ResponderEliminarMil gracias, Teresa. Me encantan tus apreciaciones.
EliminarBesos.
Todos me gustan; pero confieso mi debilidad por el encaje. El tercero me ha conquistado, aunque también es el único "de cuerpo entero".
ResponderEliminar___
José Antonio
Gracias, José Antonio !!
EliminarMuy bien escrito, cómo siempre.
ResponderEliminarPero podías haberlo sintetizado así:
"Regla 1: como la foto n° 1
Regla 2: como la foto n° 2
Regla 3: como la foto n°3
Corolario: No es necesario que lo superéis, con que lo igualéis, ya tenéis asegurado el glamour en rojo."
TSS
Jesús ! Me abrumas. Muchas gracias, como siempre.
EliminarUn besazo !