Cuando era pequeña existía la
costumbre, que muchos recordaréis, de tener unos pocos vestidos destinados
solamente a los domingos o a ocasiones señaladas. Los niños crecíamos a un
ritmo vertiginoso y apenas nos daba para dos puestas. Y en el caso de los
adultos, me vienen a la memoria trajes maravillosos de mi madre, confeccionados
a medida por su modista personal, que acumulaban polvo y estaciones en los
armarios, a la espera de que llegara el
domingo o esos días "especiales" para lucirlos en su majestuosa
belleza, que en el caso de mi madre, era inconmensurable.
Hace tres años, tras una desgracia personal, entendí cuán efímera
es nuestra existencia, pero sobre todo, como puede dar la vuelta en tan solo un
instante. No somos conscientes de que estamos de paso por esta calle llamada
vida, y durante un tiempo tremendamente limitado en el mejor de los casos,
siempre que Don Destino no decida abordarte en mitad del paseo para invitarte a
cruzar al otro lado de la vía.
Fue entonces cuando algo en mi
cerebro mutó. Los cables se desconectaron o, tal vez, se conectaron por fin, ¡quién
sabe!
El caso es que mis coordenadas
vitales se vieron alteradas.
Ahora mis días especiales son
todos y cada uno de ellos, según me levanto por la mañana.
No digo que no a ningún plan que
me apetezca por muy cansada que esté. He triplicado el número de veces que digo
“te quiero” a la gente que me importa. No basta con que ellos lo sepan, hay que
verbalizarlo, porque tal vez mañana sea muy tarde. No guardo ropa o joyas sólo
para utilizarlas en días clave. Me las pongo cada vez que quiero.
Mi mente y mi
cuerpo están alerta, receptivos y dispuestos para que me sucedan cosas, buenas
y malas. He perdido el miedo a los errores y no malgasto mi tiempo con la gente
equivocada. Me bebo la vida a granel y por descontado, ya no hago planes más
allá de veinticuatro horas. Hoy es un día extraordinario, por la única razón de
que estoy viva.
Si hoy brilla el sol, lo quiero
entero para mí. Y mañana….ya lidiaré con la tormenta. Pero eso, será mañana.
Susana,mira que me gustan tus publicaciones,pero ésta es sin duda la que más me ha llenado de tí.Normalmente quien no te conocemos en persona podemos creer según tus comentarios(tan críticos)muchas veces que eres un poco bruja.Pero los que nos tomamos el placer de leerte de verdad no nos sentimos decepcionados de tu persona.Eres auténtica,de lo que escasea,y me encanta seguirte!!!.Siempre te lo diré:No cambies,y después de leer esto,ni se te ocurra.Yo vivo cada día como si fuera el último y disfruto como puedo,como quiero,pero no como debo.....Un artículo que me afianza más en el concepto que tengo de tí,como gran persona y con muchos sentimientos.Genial
ResponderEliminarMe emocionan tus palabras y me siento muy honrada de que pienses eso de mí y no te quedes en la superficie, como le sucede a la mayoría. ¡GRACIAS !
EliminarVeo que no soy el único en adivinar la inmensa sensibilidad que existe en algunas almas, que sólo se descubre cuando se sabe viajar a sus profundidades, sin perderse en los recovecos de la superficie. Me identifico con la opinión de Teresa. Gracias, Teresa. Gracias, Susana.
EliminarTSS
Al contrario ! Gracias, Teresa. Gracias, Enrique !
EliminarTeníamos 'el traje' de los domingos, sólo uno (yo soy mucho mayor) y, eso sí, hay que expresar un 'te quiero' audible a cada momento, sin empalagar. Lo demás es cosa del día a día, Y si no sale el sol, lo sacamos nosotros a pasear.
ResponderEliminarQué bonito, Juan !!! Muchas gracias por el comentario.
EliminarUn abrazo.
Buenos días. Como siempre me ha encantado. La vida hay que comérsela todos los días y no dejar que ella nos coma. Al igual que hay que aprovechar cualquier ocasión para estar con la gente que queremos.
ResponderEliminar¡Bendito día en el que Don Destino me cruzó con una persona tan valiosa como tú!
ResponderEliminarTSS
Puff! Hoy es día de emociones. Gracias, gracias !!!!!
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