RESEÑA DE CONTIGO ME
QUEDARÍA
Conocer a Mercedes Alonso, la autora de este libro, es
tener la certeza de que no puedes hablar de libro sin hablar de ella, ni escribir
sobre ella sin mencionar la novela.
Ambas van zurcidas
la una a la otra, en una suerte de ensamblaje perfecto donde, aunque cada una defiende
sus peculiaridades, se complementan a la
perfección. Como dos piezas de un puzzle. Independientes por separado pero que
en realidad donde radica la única razón
de ser, es estando es juntas.
Supe de Mercedes a través de
las redes sociales. Y descubrí que escribía novela romántica. No voy a negar mi
rechazo a este género, pues todo el mundo que conoce un poco mi trayectoria,
sabe cuál es mi opinión. Pero algo de ella llamó mi atención. Se distinguía del
resto. Me gustaban sus comentarios y su línea de actuación. No sé cómo aterrizó
en mi cuenta de Facebook. Ni lo recuerdo
ni me interesa. ¡Pero fue un acierto!
Descubrí a una mujer coherente,
inteligente, que escribía bien, irónica y comprometida hasta la médula con una
causa tan emotiva como apasionante: el abandono y maltrato de los animales. Y cuando digo comprometida,
lo hago con conocimiento de causa. Mercedes colabora de forma activa y desinteresada
con más de veinte asociaciones. Antes incluso de leer el libro, hablé con ella
para invitarla a la radio y servir de altavoz para dar a conocer un tema tan
dramático como real. Tan tremendo como conmovedor. Todos tenemos conciencia de que
existen personas capaces de abandonar a su suerte a muchos animales e incluso
ocasionarlos daños físicos. Los más afectados, perros y gatos. Pero leer su libro
y conversar con ella, fue poner nombres, datos y cifras que resultan
escalofriantes. No voy a entrar en calificativos sobre las ¿personas? que son capaces de hacer algo
así. Alimañas es lo más suave que me viene a la cabeza. Alguien a quien no le
tiembla el pulso cuando abandona a un perro en un arcén o encuentra placer en
atormentarlo, es capaz de hacerlo también con otra persona. Y eso no solo los
convierte en perversos y enfermos, sino también en peligrosos.
Contigo me quedaría es una
novela en la que la historia de amor de Ruth, la protagonista, es casi anecdótica. Un eslabón para articular una bella, palpitante y desgarradora historia real.
Porque todo lo que ocurre en ella sucede a diario.
Una novela para concienciar,
para pensar, para denunciar y en especial, para admirar a todo un ejército de
voluntarios que, dejando a un lado sus
ocupaciones y obligaciones diarias, exprime un tiempo del que no dispone para
ayudar a estos “invisibles”, como la autora los llama.
Todo esto y mucho más, es lo
que vais a encontrar en este libro que hilvana de manera inteligente dos
historias de amor: la de la protagonista, inmersa en la duda de tomar la
decisión de elegir si se queda con Javier o con Joaquín, dos hombres sumamente
antagónicos entre sí y la propia historia de amor que Ruth mantiene con su
profesión de veterinaria.
Decir que en el libro distingo muchos rastros de la naturaleza de Mercedes y que su estela flota por todas partes,
creo que sería una obviedad. Es evidente que así es y refleja en el libro su
forma de ser, sus gustos musicales, sus filias y sus fobias. Supongo que todos
los escritores dejamos indicios, unos más y otros menos, de nuestra
idiosincrasia. Es difícil no sucumbir a ello y además es un pequeño tributo a
nuestro ego.
Un libro contado de una
forma sencilla para llegar a todos los públicos, pero bien narrado. Donde expone
una realidad sin ornamentos, pero sin caer en lo descarnado, que hubiera sido
lo fácil. Y donde también hay que resaltar el inmenso poder de la amistad en
nuestra vida o como llegar a “odiar” a la familia cuando traspasan fronteras que no
deben. Ni debemos permitir, ojo.
Si tengo que poner alguna
pega, diría que me hubiera gustado que los personajes masculinos estuvieran más
elaborados. Ambos se quedan escasos, a mi juicio. Y no permiten posicionarse ni
a favor de uno ni del otro.
El final, previsible. Pero
ni mucho menos lo digo como algo peyorativo. Todo lo contrario. Me gustan los finales,
felices o no, que nos podríamos encontrar en una historia real. Me gustan los
tópicos porque es lo típico de la vida. Es decir, lo normal, lo común, lo que
le ocurre a tu vecina del tercero, a un compañero de trabajo o a tu hermana. Me
gustan las historias creíbles. Pero eso, por supuesto, es una apreciación
personal en base a un gusto subjetivo que en nada debe influir en el futuro
lector.
Mercedes Alonso me ha
reconciliado, en parte, con el género de la romántica. Conocerla personalmente
fue corroborar que es una mujer con las
ideas claras, madura, que sabe lo que es ganarse las lentejas a diario, que
está muy lejos de ser una escritora obvia y empalagosa y que tras su aspecto de
dura y un poco inaccesible, se esconde una mujer de un estilo con el que yo me
identifico y admiro. Sincera, sin aditivos ni colorantes. Ni falta que le hace
para ganarse mi respeto.
Es el primer libro que leo
de ella, pero sin duda, no será el último. Sus historias van a tener siempre un
trasfondo social, de denuncia sobre determinados aspectos de la vida o del
comportamiento humano, como ya ha demostrado anteriormente. Y eso es lo que la diferencia en gran medida de otras autoras del género.
Disfrutad de su lectura. Merece la pena.
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