MUJERES CON MAYÚSCULAS
Las mujeres que merecen la
pena, nunca son fáciles de entender ni sencillas en su proceder.
Ese tipo de mujeres tienen
aristas, esquinas, recovecos y meandros.
Soles y lunas. Tinieblas, negruras y albores.
Atesoran un pasado preñado
de ilusiones traspapeladas, de
catástrofes emocionales, de batallas libradas y de guerras perdidas. De sueños
profanados y anhelos logrados.
Sobradas de imaginación y
delirios, exportadoras de pasiones y expertas en cultivar la esperanza, aunque
las tormentas y las heladas jueguen en contra y casi siempre germinen derrotas.
Fuertes, solventes,
divertidas, atrevidas y extremas. Decididas a todo si la causa merece la pena.
Dispuestas a subirse en una nave espacial, en un unicornio o en una alfombra
voladora.
Si te acomodas en su columpio, te empujará el candor de la niña que fue,
te elevará la frescura de su adolescencia y alcanzarás a tocar el cielo con la
rebeldía de la mujer en la que se ha convertido.
Dispuestas a equivocarse
porque les da la gana y a amar prendiéndole fuego a todo.
Las mujeres que merecen la pena llevan determinación
en la mirada, picardía en la sonrisa, intenciones en la piel y varios trucos en
la manga.
Ellas te llevarán de paseo
por las calderas de abismo un día y al siguiente, te transportarán al Edén en
un delicioso seísmo de lujuria y placer.
Perfecta dicotomía. Dulce
o salvaje. Impetuosa o reflexiva. Pasional o serena. Moderada o
excesiva. Pero en todos los casos, siempre en estado puro.
Colonizadoras de un infierno que convierten en Olimpo por pura
supervivencia. Vendedoras de almas y almacenistas de desaciertos.
Aliadas de Lucifer o del
Señor, según requieran las circunstancias. Amigas leales, soberbias amantes,
sacrificadas madres, siempre contoneándose en la cuerda floja entre lo que se
debe y lo que se quiere. Lanzarse con red o sin ella. Lo prohibido o lo
aceptado. Siempre políticamente incorrectas. Todo al rojo o todo al negro. Sin
términos medios.
Ese tipo de mujer es
colosal, asombrosa y extraordinaria. Si es así, el camino no será fácil. Y si
es fácil, ella no será
fascinante.
Vale la pena. No te rindas.
Y si se rinde, el que no
merece la pena es él.
Así me siento, y así debe ser.
ResponderEliminarCreo que hay mujeres geniales porque se crean ellas mismas, no se atan a nada ni a nadie. Son libres para elegir equivocarse. Luchan con uñas y dientes por conseguir sus objetivos. No se dejan manipular con promesas, y prefieren perder a esclavizarse.
Exacto, Celia. Yo creo que pertenecemos a ese grupo de mujeres. No hay más que vernos. Un beso y gracias por leerme.
EliminarOle!!! Bien clarito esta.
ResponderEliminarY el que se quiera dar por aludido, que se dé. Jajajaja. Gracias, Paco. Por leer y comentar. Un beso.
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