RESTAURANTES ELEKTRA
Calle Santa Engracia, 108
Madrid
Teléfono: 912 54 59 11
Lleva
abierto tan sólo tres meses, pero ya os auguro que será un lugar de referencia
en muy poco tiempo.
¿Los
motivos? En cuanto leáis mi entrada los vais a entender todos y querréis volar
a conocer este delicioso lugar.
Los
que me siguen en mi blog ya sabéis mi querencia a reseñar lugares que cumplan
ciertos requisitos indispensables para mí, mucho más allá de precios, alta
calidad de la comida o postureo innecesario. Éste es uno de esos rincones
madrileños que merecen mi tiempo y mis letras.
Con mi amiga Mª Eugenia el día que comimos en ELEKTRA |
Es
lunes y quedo con mi amiga María Eugenia allí, pues ella trabaja muy cerca.
Como llego la primera, entro en el local y
rápidamente un amable chico se acerca a recibirme. Me gusta que la gente
que dirige o atiende un negocio acoja al visitante con simpatía, educación y amabilidad. Aquí lo
hacen desde que entras y con eso, ya me tienen ganada.
Si
además echas un vistazo alrededor y descubres un lugar plagado de encanto en
cada uno de sus detalles, el flechazo es inmediato. Me encanta su decoración;
todas las sillas son distintas, de forja, de madera o tapizadas en terciopelo o
con telas con alegres y coloridos motivos. Las mesas, unas redondas y otras
cuadradas, también en diferentes materiales y en medio del local, una mesa
comunal en madera para grupos o, tal vez, para mezclar a gente que quiera
conocerse. Todo destila un cierto aire retro pero actualizado.
El
local no es especialmente grande y personalmente ese detalle me gusta. La luz
que entra a través de los enormes ventanales que dan a la calle Santa Engracia,
el ambiente cálido y acogedor que se respira y la comida, de la que luego
hablaré, logran conformar un espacio elegante, moderno y delicado.
Tremendamente chic.
Mi
rincón preferido: un gran sofá en verde musgo, tipo Chester con alegres
cojines, al lado del ventanal con una mesa baja y dos butacones de colores.
Encima del sofá, una vitrina/librería que alberga botellas, adornos, libros y
un reloj que aconsejo mirar de vez en cuando, si no quieres quedarte a vivir
allí. Porque aquí el tiempo vuela como por ensalmo.
Nos
acomodan en una mesa redonda al fondo del local. Perfecta para dos amigas que
hoy comparten confidencias y charla más que trascendente. Nos encanta la
vajilla. También aquí vuelven a sorprenderme con platos y vasos desparejados
combinados con tan buen gusto que todo resulta armonioso y original.
En
Elektra nos vamos a encontrar con una propuesta diferente. ¿Cuántas veces nos
ocurre que al tener amigos veganos o vegetarianos nos cuesta encontrar un
restaurante donde poder cenar o comer sin que ninguno tenga que renunciar a sus
gustos? Bien, pues aquí vas a encontrar una carta de comida fundamentalmente
saludable, en su mayoría para veganos y vegetarianos, pero con la posibilidad
de añadir otros ingredientes que permitan, a los que no somos forofos de esta
opción, compartir velada sin problemas.
Existe
la posibilidad de comer de carta o de menú. Hay dos opciones. Uno por 14 euros
que comprende un entrante, un plato principal y un postre y bebida. También la
posibilidad de medio menú para los que comemos poco.
Nosotras
tomamos un exquisito salmorejo acompañado de berenjena. De segundo, una especie
de pastel de bacalao desmigado que estaba exquisito y de postre una copa de fresas.
Después como cortesía de la casa nos sirvieron un delicioso digestivo.
Obviamente
tenemos que volver para probar el resto de la apetecible carta; Ensalada de
judía verde de Kenia, Tagliatelle de calabacín, el Risoto Thai o sus tomates
amarillos rellenos de escalibada y stracciatella son algunas de las apetecibles
propuestas que hacen de este restaurante un sitio al que volver con frecuencia.
Para los carnívoros como yo existe la hamburguesa de buey, con carne proveniente de la "Finca Jiménez Barbero", o la milanesa de pollo de corral entre otras posibilidades.
Todos
sus postres son caseros. Otro punto a su favor. Y por si esto fuera poco, abren
todo el día ininterrumpidamente. Puedes pasarte para probar un delicioso
desayuno, en el que deleitarse con su muesli preparado por ellos mismos o la
codiciada tarta de mandarina. Un café a media tarde con un dulce o uno de sus
batidos o zumos preparados en el momento charlando en el rincón del sofá en
buena compañía. El paraíso.
El
local tiene varios ambientes. Una zona con banquetas altas y barra junto al
ventanal, la zona del sofá para cafés, la mesa comunal para grupos y en la
planta inferior un pequeño saloncito.
Por
si todo esto os parecía poco, dos detalles más a tener en cuenta:
Los
fines de semana podéis disfrutar de su brunch y … ¡cómo no hacer mención a uno
de los apartados en los que más me fijo cuando acudo a un restaurante! El baño.
También
aquí obtiene la nota máxima. Un papel pintado de color caldero con delicados pelícanos
de fondo, servilletas, jarrones de cristal con flores, un amplio espejo y todo
ello dentro de un espacio cuidado y limpio.
En
resumen, lugar precioso para dejarse caer a cualquier hora del día, comida rica
y espléndida atención del personal.
Merecía
una entrada en mi callejón.
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