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martes, 28 de marzo de 2017

RESEÑA DEL RESTAURANTE "BENDITA LOCURA"


RESTAURANTE BENDITA LOCURA

Calle Príncipe de Vergara, 73

Madrid

Teléfono: 915 63 25 70



Por suerte afloran cada vez más en la capital locales de esos que a mí me vuelven loca y que hasta hace muy poco tiempo, yo sólo los encontraba fuera de España.



Me llama la atención el nombre del sitio y vuelo con un amigo a conocerlo. El día no puede ser más desapacible. Finales de marzo y ya debería lucir un sol de primavera, pero hoy el día nos obsequia con aguanieve y frío polar. Da pena ver la terraza tan bonita que tienen sin poder disfrutar hoy de ella. No importa. Eso no nos resta ni un ápice de ganas. Al entrar notas un carlocito que te revive. Un punto a su favor, pues no soporto esos restaurantes que ahorran en calefacción y en los que te congelas de frío en invierno y te mueres de calor en verano.



Entramos al local y en la planta de arriba no encontramos ni un hueco libre, sin embargo no es un sitio ruidoso, al menos en ese momento del día. La gente charla con un tono bajo colaborando, y mucho, a no alterar esa sensación de paz que se respira. Segundo punto a su favor. Así que no nos queda más remedio que descender a la de abajo, ideal también, pero sin esa claridad de la que dispone la superior, que supongo que en días soleados se multiplicará por cien. Antes, por supuesto, hago fotos y tomo nota mental de todo lo que veo.







Si algo te llama la atención nada más traspasar la puerta es la decoración. Una estética muy cuidada y plagada de esos pequeños detalles que hacen inolvidable un lugar y que aportan ese sello personal e intransferible.




Un sillón Chester (me vuelven loca) situado al lado del ventanal  según entras a la izquierda ya consigue entusiasmarme. Una mesa baja, lámparas tipo industrial, paredes blancas con el nombre del restaurante resaltando en oscuro, suelo de madera, libros y revistas…ese rinconcito es para quedarte a vivir allí. Podría ser perfectamente el salón de cualquier casa. 






La estética es una combinación entre industrial, vintage y un toque retro tan acertadamente escogida que pone de manifiesto que todos los estilos, aunque alejados entre ellos en cuestión de épocas, pueden convivir en perfecta armonía y resultar elegantes y sumamente acogedores.  Bendita Locura es un claro exponente de ese buen gusto a la hora  saber  mezclar con criterio.

En la planta inferior, la sala París. ¡Vaya, no podía llamarse de otra manera! Si con el Chester ya me habían ganado, ver el nombre de esa ciudad en la pared, me termina de enamorar del todo.




Aquí la luz es tenue y con un ambiente cálido y acogedor que invita a la mejor de las charlas. Aquí también nos vamos a topar con multitud de detalles que desprenden magia y que podéis ver en las fotos que tomé.







Son las 12 de la mañana y como no tenemos muy claro si queremos dulce o salado, pedimos un brunch que contenga ambas cosas para compartir. Aquí tienes dos opciones que se adaptan a los distintos apetitos. O bien el clásico con cinco pasos o para los menos hambrientos como yo, el “Little Brunch”. Muchos platos ricos para escoger entre los que encontrarás  los “Huevos Benedictine”, Waffle con Nutella o tarrina con crema de yogur natural entre otros. Nosotros nos inclinamos por el croissant de mantequilla y una deliciosa quiche Lorraine, regados con un recién exprimido zumo de naranja y el imprescindible café. Todo riquísimo.




La vajilla de delicadas florecitas, las servilletas con mensaje,  la  exquisita atención del personal…todo es una invitación a no marcharse de allí. Al llegar estábamos solos y sin saber cómo nos han dado las dos de la tarde y se ha llenado de gente, principalmente de las oficinas de la zona, que se acercan a tomar el plato del día por 10,50 Euros.




En su carta propuestas sanas y equilibradas como ensaladas, musaka, albóndigas, mini hamburguesas, hummus con pan de pita, salmón marinado en cítricos y vodka o su salmorejo con toque de remolacha y anchoa.
Un restaurante con horario non stop en el que puedes desayunar, comer, tomar un tentempié, un trozo de tarta para merendar o una copa a la salida del trabajo. Y por supuesto, cenar a la luz de las velas.

Los que me seguís desde hace tiempo ya sabéis que siempre, por norma, visito el baño. Para mí, es un elemento tan importante como la atención, la decoración o la calidad de la comida. Y esta vez no fue una excepción. Si bien es cierto que es pequeño y podrían haber dedicado un poco más de espacio acorde con el tamaño del local, es coqueto. Sencillo, con un mueble en madera, plantas y dos grandes espejos. Y sobre todo, y eso es lo importante, muy limpio.






Bendita Locura en pleno barrio de Salamanca, nos ofrece una oferta variada para dejarse caer en cualquier momento del día, con precios muy razonables, amable atención y exquisita materia prima en sus productos. Un local que se va transformando según el tipo de público y las horas. Absolutamente acogedor y recomendable.

Tengo que volver tanto a comer como a cenar y no tardaré mucho en hacerlo, entre otras razones, porque todavía no he probado sus dulces y me han chivado que algunos, como su tarta de zanahoria, son de quitar el sentido.

Y hasta aquí mi crónica de hoy.

¡Hasta la próxima, canallas!



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