Ya estamos inmersos en el verano y como cada año por esta época,
volvemos a ser bombardeados con mensajes a través de los medios de comunicación
sobre cómo conseguir un supuesto cuerpo 10 de cara al estío. Da igual el
esfuerzo que emplees en querer obviarlos; te atosigan desde la televisión en
forma de cremas milagrosas, dietas infalibles y potingues variados. Te asaltan
en cada esquina con carteles de dimensiones gigantescas mostrando chicas anoréxicas en bikini como estereotipo
de belleza ideal, en la parada del autobús, en las páginas de cualquier
revista, seria o menos seria, que hojeas mientras esperas en la consulta del
médico. La radio no se queda atrás. También insisten con sus machacones
anuncios de gimnasios, clínicas o soluciones estéticas invasivas, en las que el
bisturí es el arma menos letal; todo para conseguir el trasero perfecto o el
pecho ideal.
Y yo me pregunto, ¿Ideal para quién? ¿Quién marca los
cánones de belleza? ¿Por qué si no utilizas una talla 36 te quedas fuera del
circuito de “las elegidas”?
100% Ideal = 100% Irreal
@susanacañil
@susanacañil
Estar delgada se ha convertido en una obsesión
para muchas niñas, adolescentes o, incluso, mujeres hechas y derechas. A base
de hacerlas creer, erróneamente, que convertir el cuerpo de una mujer en un
amorfo saco de huesos les hará ser la reina del baile, han conseguido transformar
sus prioridades e inocular en su cerebro ese enfermizo mensaje que tiene
gravísimas consecuencias en muchos casos.
Y lo peor es que, en más ocasiones de las que
creemos, la coerción parte del entorno más cercano; la familia y el círculo de
amistades, de forma intencionada o no, se encargan subrepticiamente de
intoxicar la relación que uno mantiene con su cuerpo conviviendo, de ese modo,
con el enemigo en casa. Incluso para las que siempre hemos sido de carácter
sólido, con ideas claras e impermeables a las influencias, ha habido momentos
en los que hemos flaqueado ante esa presión. En mi caso cuando tenía unos
diecisiete años. Tan solo fue un período corto y puntual, hasta que interioricé
y asumí que yo era una chica con curvas y que esas curvas volvían locos a la
mayoría de los hombres. En el mismo momento en que dejé de hostilizar con
ellas, queriendo transformar mis ondulaciones
en aburridas líneas rectas, se acabó el conflicto; las incorporé a mi vida como
aliadas y no como enemigas.
Quiérete, cuídate, valórate. Eres la persona
que más se va a necesitar.
@susanacañil
@susanacañil
Pero no todo el mundo posee, por desgracia, esa
fortaleza. Si hablamos de adolescentes o jóvenes cuyo débil carácter se rige
por la permeabilidad y la inmadurez y, además, da pábulo a toda información
externa que aterriza en su cerebro, nos encontramos de frente con toda esa
parte de la población femenina susceptible de caer en las peligrosas redes de
la bulimia, la anorexia y todo tipo de desórdenes alimenticios que las llevarán
a arrastrar secuelas irreversibles el resto de su vida.
Suspendes si necesitas el aprobado ajeno.
@susanacañil
@susanacañil
Son muchas las razones que pueden llevar a una
persona a sentir verdadera obsesión por mantenerse delgadas o prestar una
desmedida atención por su aspecto exterior. Algunas de carácter físico y/o
emocional y otras como producto de etapas complejas en su vida que no saben
asimilar y reconducir: carencias afectivas, pérdidas de seres queridos, sucesos
traumáticos, fracasos escolares, decepciones amorosas, la propia genética de la
persona o el hecho de necesitar la aprobación a toda costa de una sociedad cada
vez más mórbida que ensalza y premia el continente por encima del contenido.
Todos deberíamos colaborar para exterminar esa
presión que nos imponen para sentirnos desdichados con nuestro cuerpo. Nuestra autoestima
NO depende de los estándares establecidos por un colectivo al que le mueve más
los números y la fama que la salud. Atentos a toda la gente de nuestro entorno
que nos importa y que dan señales de alarma con cambios sustanciales en su comportamiento.
Siempre es mejor prevenir que curar, por lo que el primer ejercicio que
propongo para todos nosotros es el de no juzgar, no insultar, no suponer, ni
coaccionar y, mucho menos, ridiculizar. Cada uno de nosotros somos únicos con
nuestras taras y nuestras virtudes. No tenemos ninguna obligación de gustar a
todo el mundo ni de encajar en ningún perfil. Nadie nos va a querer más por ser
más altas, más guapas o más delgadas. Y si ese es el criterio que un hombre
utiliza como medida del amor…¡sal huyendo de inmediato!
Mujeres del mundo, dejemos de preocuparnos
tanto por el número de la talla que usamos o el que marca la dichosa báscula y
centrémonos en otras cifras mucho más importantes: la de kilómetros recorridos
disfrutando de paisajes, la del número de “te quieros” con que obsequias a tu
gente, el número de libros que lees cada año, la puntuación de tu examen, los
metros que te separan de tu tienda de chocolate favorita o el número de amigos
que pondrían siempre la mano en el fuego por ti. Hay muchas más cifras. Pensad
en ellas. Son las que de verdad importan.
La única persona que va a pasar el resto de mi
vida conmigo soy yo misma.
Por lo tanto, voy a empezar a llevarme bien con
ella.
@susanacañil
@susanacañil
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