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martes, 25 de octubre de 2016

PERDER CASI SIEMPRE ES GANAR


PERDER CASI SIEMPRE ES GANAR

Dicho así, parece un contrasentido, pero seguro que si nos tomamos unos minutos para exhumar, momentáneamente, algunos capítulos de nuestra vida, todos vamos a caer en la cuenta de que muchas más veces de las que pensamos, un no se transformó en un sí, una puerta que te cerraron dio paso a un mirador con vistas a paisajes increíbles, una luz que se apagó, de repente era toda una  bella vidriera multicolor. Que lo que tú veías como un derrumbadero por el que arrojarte, al final resultaría ser un romántico paseo en trineo. Pero claro, entonces tú ni siquiera llegas a intuirlo.

A veces el destino, empecatado y buscarruidos, madruga con ganas de camorra y  esa mañana decide repartir su baraja de paradojas a diestro y siniestro, sin tener en cuenta que hay almas sensibles incapaces de soportar tanto vaivén emocional.
Ese día, la vida nos incluye en un tablero imaginario para jugar con rivales más expertos que tú y con reglas que desconoces. Y, o juegas o te mueres. En sentido figurado y, a veces, en sentido literal.

El mundo se nos cae encima a todos ante noticias que no esperamos ni deseamos. Te despiden de tu empresa, te abandona tu pareja, te traiciona un amigo, te detectan una enfermedad… Nuestro perfecto equilibrio, que en realidad ni es perfecto ni es equilibrio, se tambalea y a nosotros nos hace tropezar para caer de bruces encima de otras realidades cuya existencia ignorábamos.

Las mejores cosas que me han sucedido en la vida han sido el resultado de esas etapas que parecían túneles tenebrosos y sin fin, de aguaceros a traición que te pillan en medio de un descampado y sin paraguas, de macetas de hormigón que aterrizan en tu cabeza mientras paseas tranquilamente por la calle y te sumergen, por un tiempo, en un coma reversible.
   
Si bien es cierto que cuando sobrevienen, nada de lo que te digan, por bienintencionado que sea, te reconfortará ni mucho menos, te será de utilidad. Al menos, no en ese momento. No mientras estés en el mismo epicentro del sufrimiento.

Las aguas jamás retornan a su cauce, pero mientras buscan meandros alternativos por los que bogar, nos salpican de personas, de acontecimientos, de oportunidades y emociones que de otra forma jamás se hubieran cruzado en nuestro destino. Doy las gracias a todas esas desventuras que me condujeron, sin prisa pero con sabiduría, a disfrutar de los momentos más deliciosos, apasionantes, increíbles y felices de mi vida.

Buscar la perfección es un error de manual, de principiante perezoso, de estudiante brillante que se quedó en primero de frustración pero que alcanzará el Cum Laude en la carrera de la infelicidad. No, yo no quiero eso. Quiero esfuerzos, recompensas, gritos, penas, charcos, alegrías, derrotas, dificultades…Una vida real, no ideal. Una vida que rebose vida.

Mi lema es que todo es finito. Y con esa premisa vivo y disfruto los buenos momentos, subiendo el volumen de la vida a su máxima potencia, bailando al anochecer en las azoteas con mis sempiternos tacones y abriendo ventanas, grietas y tragaluces para que tanto lo fortuito como lo deliberado, accedan sin obstáculos. Esa misma premisa me ayuda a transitar con cierta dignidad, y verde esperanza, por las etapas aciagas, sabiendo con certidumbre que no gozan de inmortalidad.

Es otoño, pero hasta el otoño tiene fecha de caducidad.









11 comentarios:

  1. La vida es un sinfín de accidentes

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  2. ¡Qué bien lo dices! Pero el nuevo otoño traerá cosas nuevas, porque todo final significa un principio. Gracias, mi querido Rafa.

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  3. Muy muy muy muy muy bueno Susana. Real como la vida misma.

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  4. cuidarse a una misma, siempre. Seras tu compañera de viaje eterna, quieras o no. Quererse y cuidarse. A partir de ahí, se enfrenta una a lo que venga.

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    1. Todos sufrimos por cosas, personas y circunstancias, pero de todo se sale menos de la muerte. Gracias por leerme.

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  5. De todo se sale, todo tiene remedio menos morirse (al menos, de momento). Y quien diga que en la vida no pierde, o no ha perdido, o es un mentiroso, o no sabe lo que es la vida. Si alguien de verdad dice que vive sin perder, no le arriendo la ganancia.

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  6. No sabes lo de acuerdo que estoy contigo, José Antonio. Gracias por leerme y comentar.

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