jueves, 23 de junio de 2016

CHOQUE DE TRENES. DIARIO DE ROSA por Francisco Rullán.


Autor del texto: Francisco Rullán
Autor de la ilustración: Ramón Ferrer
Enredada entre tus caricias y tus falsas promesas de amor eterno, dejo pasar mi vida. Bueno, mejor será llamarla mi otra vida, la que me llena, no sólo de pasión y sexo, sino también de energía.

Sí, digo bien cuando hablo de energía. Porque mi vida habitual y rutinaria se está apagando por momentos. La de una Rosa cuyo noviazgo convencional es ya demasiado largo, para mi gusto. Una boda religiosa en el horizonte, yo de blanco y él de frac, que sólo de verla acercarse, me ahoga sin piedad.
Reuniones familiares y viajes a lugares en los que ya no disfruto, porque mi mente vuela con ella, con la dueña de mi otra vida. Con la diosa que revitaliza, casi a la vez, mi entrepierna y mi razón.

Yo no estoy preparada para nada de esto. Ni sabía que una mujer me haría disfrutar de tal manera, hasta que conocí a Vanesa, ni pensé que podría ser infiel a Jaime durante tanto tiempo.


A veces, cuando pienso en todo lo que me ocurre, me dan ganas de huir, de escapar, de volar... De cruzar el horizonte y alcanzar un lugar en el que la paz me cobije. Pero al poco, pienso que hasta allí, me llevaría conmigo a Vanesa, sin dudarlo. Y entonces la escribo un whatsapp y se lo cuento. En unos minutos estamos otra vez liadas. Liadas en un mar de abrazos, besos, roces y miradas que me hacen olvidar ese deseo de huida que me dominaba, apenas unas horas antes.
Vanesa me promete amor eterno al mismo tiempo que desaparece de mi vida cuando le viene en gana. Sé que no hay futuro ninguno en lo nuestro. El futuro lo representa mi boda con Jaime. Pero ¿qué futuro es ese?.
Por momentos me limito a vivir mi presente y me siento cobarde por no dejar a Jaime o por mantener a Vanesa en mi vida.

Ante mi falta de decisión y mi inseguridad, me hundo cada vez más pero no quiero que esto acabe. Tan solo dejo que mi presente siga avanzando suponiendo que en algún momento, se cruzará con mi futuro.
Quizás en ese momento la vida, por sí sola, como si de un choque de trenes se tratara, resuelva mi conflicto.






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