jueves, 2 de marzo de 2017

LOS PEORES ESTILISMOS. OSCAR 2017

JESSICA BIEL


No sabría muy bien qué decir de este vestido firmado  por  KAUFMAN FRANCO. Tan sólo se me ocurre que podrían haberla confundido con la propia estatuilla. Excesivo en brillos y dorados a todas luces. Y ella lo remata con un collar de Tiffany bien discreto, por cierto.
Sencillamente, espantosa.







TARAJI P. HENSON


Un diseño de ALBERTA FERRETTI con el que no acertó. La primera regla básica de la elegancia es que si enseñas escote no enseñas pierna, y viceversa.  Parece que alguien debería darle alguna clasecilla y no le vendría mal dejarse asesorar por una estilista de las de verdad.





HALLE BERRY


Lució una pieza de ATELIER VERSACE o eso dicen, porque podría ser un vestido comprado en cualquier establecimiento de quinta mano. Asimétrico, con brillos y degradados, absolutamente horrendo de principio a fin e indefendible. ¿Y el peinado a lo afro? El ejemplo más claro de cómo una mujer guapísima puede estropearse ella solita. O tal vez la vistió su peor enemiga.





GINNIFER GOODWIN



Encaje, plumeti y transparencias en este traje que lleva la firma de ZUHAIR MURAD, un diseñador que lo mismo me enloquece de gusto o que me espanta de miedo, sin término medio. En este caso concreto, lo último.
Otra regla básica de elegancia: un traje rojo ya es de por sí suficientemente llamativo, por lo que las líneas deben ser depuradas y minimalistas sin asomo de adornos que recarguen innecesariamente el resultado final.  Para lucir el rojo y saber defenderlo hay que poseer mucha clase y elegancia y no es el caso. Y para colmo la cartera del mismo color, que se pierde en el vestido sin ofrecer ningún contraste. Peor, imposible.






SCARLETT JOHANSSON

Vuelve a ser una de las peores vestidas de la alfombra roja con este  modelo de ALAÏA. De gasa rosa y estampado, parece más bien un vestidito para pasear por la playa en verano en una noche romántica con tu amorcito. Insulso. El cinturón y las pulseras con aire rockero son un puro zarpazo a la delicadeza de la prenda.   El pelo que lleva, pasado de moda con ese tupé y rapado en los laterales, no ayuda para nada. Y los múltiples “piercings” en la oreja le aportan un aire macarra intolerable.






SALMA HAYEK


La actriz vuelve a ser el ejemplo más claro de que cuando no se tiene clase ni buen gusto,  da igual el dinero que tengas.  Todo en su estilismo patina: el vestido en sí es horroroso, pero si además le añades ese escote vulgar, las transparencias, los pendientes, el peinado y el maquillaje, se convierte en una pesadilla.





JANELLE MONÁE


Un diseño de ELIE SAAB que me deja sin respiración y me manda a la tumba en un nanosegundo.
La actriz y cantante se decantó por este modelo indescriptible con falda tipo menina. Me pregunto como sería capaz de sentarse... Brillos, transparencias, bordados y hasta una diadema.  Todavía no me he recuperado del sofocón.






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