domingo, 30 de agosto de 2015

LA BODEGA DE LOS SECRETOS- CALLE SAN BLAS, 4 - MADRID

Este restaurante está situado en lo que fue la bodega más antigua de Madrid, en pleno barrio de Las Letras y a pocos metros de donde vivieron Quevedo y Cervantes.

Pasadizos, hornacinas, paredes de piedra vista conservadas en su estado original y una misteriosa atmósfera rodeada de 400 años de antigüedad,  conforman un marco de lo más atrayente para no dejar pasar un sitio así.

El sitio es simplemente espectacular y su cocina no se queda atrás. No poseen una amplia carta, pero si una oferta variada de comida mediterránea de calidad y bien presentada.

Pocos sitios pueden ofrecerte la magia  de sentarte a comer en una bodega del siglo XVII y en donde mezclar historia, gastronomía y vanguardia es todo un deleite para los sentidos.





ASIANA – Travesía de San Mateo, 4 - Madrid


De día es una tienda de  muebles y antigüedades y de noche se convierte en restaurante escondido en la planta baja de la tienda.
Está situado en lo que  fue un antiguo secadero de jamones y conserva el encanto del antiguo pasadizo del convento de Santa Isabel, ya que sus sótanos pertenecían a él.

Fusión española y peruana, con toques asiáticos es lo que nos vamos a encontrar en su exquisita comida. Un menú cerrado al precio nada económico de 85 euros por persona mientras lo degustamos rodeados de antigüedades de más de 400 años que además nos podemos llevar a casa, previo pago, por supuesto.


Un restaurante para ocasiones especiales, muy recomendable si quieres sorprender a alguien.


ZHOU YULONG – Plaza España, s/n

Más conocido como el “chino secreto de Plaza España”.
Situado en el pasadizo del parking de Plaza España, se encuentra este mítico restaurante, todo un clásico en Madrid. Sí, reconozco que la primera vez que vas, te provoca hasta un poco de miedo. Parece sacado de la película Blade Runner. Localizado en un pasadizo con un parking poco transitado, el local  es absolutamente decadente y continua igual desde hace años.

Bien, os aconsejo que no os dejéis llevar por las apariencias.

¿ No sabes dónde está ? Cierras los ojos y te dejas llevar por el olor que ya desde la calle inunda tu pitutaria y que te va a guiar  derechito al subterráneo, del que ya no podrás salir sin querer probar su comida.

Sus mejores armas: precios ajustadísimos y una comida de alta calidad. Muy china. Si, lo que oís. Nada de sabores adulterados. Auténtica comida china es lo que van a encontrar los que gusten de este tipo de gastronomía.

El local es muy pequeño y la carta poco variada. Siempre hay colas para almorzar y cenar, señal inequívoca de que la gente regresa por su calidad.
Pollo con verduras, costillas de cerdo con toque de jengibre o sus exquisitas empanadillas son algunas de sus magníficas propuestas.


NOTA: Si eres escrupuloso, mejor pide la comida para llevar.


sábado, 22 de agosto de 2015

RESEÑA DE CARTAS A PALACIO

Sufrí un flechazo desde el primer instante, me robó horas de sueño, se alojó en mi pensamiento y al final, he caído rendidamente enamorada ante él sin posibilidad de escapatoria.  Puede parecer que hablo de un hombre, pero no, hablo de un libro.
Esta madrugada, con una romántica  tormenta de agua, truenos y relámpagos colándose por la ventana de mi habitación, por fin lo he terminado. Le he dicho adiós con la misma melancolía y resignación con las que se despide a ese amante que tantas satisfacciones te dio y que sabes que no volverá.

Para mí, un libro debe cumplir una de estas dos funciones: entretener o enseñar.

De vez en cuando tienes la suerte de toparte  con algunos que cumplen sobradamente ambos requisitos, como es el caso del que os voy a hablar, y la sensación que te embarga es de tal gozo, que parece que en vez de un libro hubieras hallado un tesoro.



Con Jorge Díaz el día que nos visitó por primera vez en ONDA MADRID.


CARTAS A PALACIO de Jorge Díaz está ambientada durante el período de la Primera Guerra Mundial, con un protagonista, el Rey Alfonso XIII, que puso en marcha la oficina Pro-cautivos, un innovador proyecto humanitario cuyo fin era obtener información, en muchos casos removiendo cielo y tierra, sobre la situación en la que se encontraban militares o civiles en zonas de guerra y de este modo poder transmitir los resultados a todos los familiares, desesperados por saber si estaban vivos, muertos, presos o desaparecidos.
El organismo fue fundado por el monarca y costeado íntegramente a través de su patrimonio personal  y se convirtió para él en una causa propia desde el principio.

Los resultados, tan espectaculares como desconocidos para la gran mayoría: soldados repatriados, heridos devueltos a sus países, miles de visitas de inspección a campos de prisioneros, penas capitales conmutadas….
El autor  fusiona ficción y realidad de forma magistral. Ritmo trepidante en una novela elegante y muy coral, en la que todos los personajes son principales. Personalmente me quedo con el de Blanca, una mujer valiente, decidida, luchadora y reivindicativa, con ideas revolucionarias para la época y que no se resigna al papel insustancial y secundario de esposa y madre al que se veían abocadas las mujeres por entonces.

El libro, plagado de fechas, datos, personajes y anécdotas, me ha llevado a consultar una y otra vez Internet al objeto de saciar mi curiosidad. Por ejemplo, descubrir que el barrio de Las Injurias en Madrid, existió. Localizado en lo que ahora sería Pirámides, era un suburbio fragoso, colmado de penuria y desigualdad,  y en el que, como su áspero nombre ya deja entrever, confluía esa otra parte de la población que sobrevivía en condiciones extremas.

Los ingredientes para capturarte no pueden ser más atractivos: espías de todos los bandos, tramas políticas, desengaños, muertes, historias de amor desgarradoras o prohibidas, venganzas, lujo y miseria entremezclados con maestría y todo ello con La Gran Guerra como telón de fondo. No hubiera querido que el libro acabara nunca.

Difícil decidir cuál será mi próxima lectura, cuando una novela te ha llevado al éxtasis literario.

Gracias, Jorge. Volveré a leerte.