domingo, 21 de junio de 2015

¿ ES HORTERA EL VERANO ?

Mi madre solía decir que el verano era hortera.  Por entonces yo era muy joven y  muchas de sus frases, que más que frases eran auténticas sentencias, no las comprendía. O mejor dicho, no alcanzaba a desentrañar el significado, de cosecha propia,  que en realidad ella quería transmitir.  Con los años y la experiencia aprendí a leer entre sus  líneas, miradas y gestos.
Y llegué a la conclusión de que siempre tenía razón.

En efecto, en invierno los densos ropajes que abrigan nuestro continente, esconden no solo nuestro contenido, piel y estructura,   sino misterios que con la aparición de los calores quedan expuestos  de la forma más desalmada.  A la vista de cualquiera y sin posibilidad de esconderse debajo de ninguna prenda mágicamente protectora.

Que salgas a la calle y te asalten 40 grados mientras caminas bajo un sol abrasador, no te concede licencia sin límites. Hay unas normas mínimas que, por respeto a ti y a los demás, todos deberíamos cumplir.

¿Quién no ve cada verano axilas sin depilar, esos pies que reclaman a gritos el paso por un podólogo, piernas femeninas que más que cera caliente necesitan una cortadora de césped o esos bikinis imposibles que algunas se empeñan en ponerse sin mirarse antes en el espejo?

Por no hablar de la ropa y sus complementos. Aquí  el mal gusto suele alcanzar su punto álgido. ¡ Barra libre ! Con el calor muchas y muchos dejan al descubierto más centímetros de piel  de lo que la elegancia, la mesura y el buen gusto dictan, dejándose arrastrar por modas que en nada les favorecen o, simplemente, por sus dudosos gustos personales. Así puedes encontrarte con combinaciones de colores extravagantes, camisetas que dejan a la vista los tirantes del sujetador, transparencias poco recomendables, maravillosas sandalias calzadas por unos pies con callos y rozaduras, tangas a la vista, chancletas para ir a trabajar… y todo ello en ocasiones, rociado con la exquisita fragancia del que no sabe para qué sirve una ducha.

En resumen, una auténtica bacanal de monstruosidades.

Dejémonos aconsejar por el sentido común. No se trata de esconder, sino de resaltar nuestras mejores partes ofreciéndoles el protagonismo que se merecen. Si no tienes unas piernas bonitas, no te empeñes en ponerte minifaldas. Y como siempre digo y no me canso de repetir, menos es más.
Ahora cuando llegan los calores me acuerdo de mi madre. Una mujer tan elegante como bella, de la que aprendí que la elegancia y el estilo ni se compran ni se aprenden.  Vienen de serie en tu código genético. O no.

¡ Viva el verano !

3 comentarios:

  1. El verano es la estación del año más esquizofrénica: combina el topless más inolvidable con las chanclas con calcetines más pestilentes.

    Y luego está la Cañil, arrebatadora siempre con su conjunto de bikini y pamela...

    ResponderEliminar
  2. Para gustos los colores, y si no gusta lo que se ve, se cierra los ojos, no es tan difícil, en invierno también pasa y nadie dice nada.... es como con los libros, no a todos nos gustan los mismos libros, tampoco tenemos que ir marcando estilo.
    Un saludo

    ResponderEliminar

Puedes dejar aquí tu comentario